Política

El funcionario del cubrebocas

Habrán aguantado, estoicos, poco más de una hora y media.

Reviso la conferencia matutina en el Palacio Nacional del pasado martes 12 de mayo y sí, el tiempo que estuvieron juntos fue de 1:32:41 minutos.

Ahí estaban, disciplinados, como buenos alumnos de colegio. Circunspectos. Formados en tres hileras y a una distancia reglamentaria de poco más de un metro, se agrupaban en sus sillas 12 servidores públicos y un filántropo.

De todos ellos, sobresalía un funcionario por ser el único en llevar un cubrebocas correctamente ajustado. Visto de frente, se ubicaba en la primera fila del cuerpo de rostros circunspectos. El tercero de izquierda a derecha. Su nombre, Alfredo Del Mazo, dícese del gobernador de Estado de México.

Vuelvo a revisar el video de la conferencia y lo veo ahí, enjuto, de corbata gris en perfecta sincronía con su cabello ya teñido de hilos plateados. Si me permiten, se diría de buena estampa y presencia. Erguido, noble y algo tirando con altivez. Si se revisa a detalle, en los más de los 92 minutos que ahí permaneció pocos fueron sus movimientos.

Agarrotado en su silla, cuando no atendía a su celular unía las dos manos con los dedos bien estirados, conformando una especie de figura triangular. Suponemos que algo sabrá del lenguaje no verbal, pues es de entendidos conocer que juntar las yemas de los dedos de ambas manos es interpretado como de alguien que proyecta un alto grado de confianza y seguridad en sí mismo.

El funcionario gobernador nunca habló, nunca ofreció información alguna. Pero del uso del cubrebocas resonaron dos lecturas: una, que el funcionario le plantaba cara a la incongruencia de los ahí presentes por no llevar cubrebocas cuando precisamente se la han pasado llamando a la protección sanitaria y, sirva de paso, para remarcar que estaba cuidando, como ha de ser, el bien más preciado que tiene: su vida.

Una segunda lectura se ha interpretado como quien subido de ínfulas había llegado al Palacio marcando territorio, falto de empatía, desdeñoso del sacrificio patrio del buen funcionario siempre presto a morir en el cumplimiento de su deber. En lo personal, la primera lectura me parece la de mayor acierto. No estamos para martirios ni heroísmos, máxime habiendo servidores tan ejemplares.

Al verlo en la conferencia me preguntaba si la resonancia del uso del cubrebocas habría hecho eco en los gobernados del funcionario. Esto es, a los cientos, miles de mexiquenses que se trasladan a Ciudad de México, la mayoría sin cubrebocas. Son quienes puedan contagiarse del covid-19 o ya lo están y lo llevarán o lo traerán consigo. Son los mismos que se apiñan en las estaciones del Metro, en las paradas inseguras del transporte. Son los cerca de 7 millones de mexiquenses que diariamente viajan a la capital porque el actual y los anteriores gobiernos no aciertan en generar empleos en su entidad.

Son, también, los ciudadanos de una entidad que no tiene boca para cubrir la vergüenza de estar entre los estados con los peores índices de inseguridad, violencia, feminicidios…

Reviso las encuestas de los mandatarios estatales y el funcionario gobernador mexiquense se ubica entre los tres peores desde noviembre del 2019 hasta este mayo. Son, al menos, seis meses al hilo de un ranking de evaluación negativo (Mitofsky, Demotáctica). Está también en los tres peores evaluados por el manejo de la crisis del covid-19.

Vuelvo al video y observo al funcionario del cubrebocas. Erguido, seguro de sí. Caigo en la cuenta que este acto ha sido, quizá, su único acierto.  


@fdelcollado

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Fernando del Collado
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