Política

Promiscuidad política

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Andrés Manuel López Obrador no mide sus palabras y quizá por eso muchos mexicanos se identifican con él. Es un exceso calificar como promiscuidad política el encuentro de los aliados en el bloque opositor con integrantes de la organización “Sí por México”, Claudio X. González y Gustavo de Hoyos. Además, no tiene sentido que lo diga un Presidente que ganó con una coalición donde estuvo el PES, partido de derecha dura. Ahora se repite con la participación del PVEM, la contradicción más evidente a cualquier sentido de ética política, ya no digamos inconsistente con la prédica moralista de AMLO.

Como bien dice Jesús Zambrano, la preocupación del Presidente es que se mantenga la alianza opositora y todavía más que el acto tuviera lugar en la casa del PRI, objetivo a cooptar y, además, con presencia de dos personas que él ve como enemigos. El Presidente ve alejarse la posibilidad de romper con el bloque opositor y, consecuentemente, la aprobación de su contrarreforma eléctrica. Finalmente, Alejandro Moreno se sobrepuso a la insidia de su coordinador en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, Caballo de Troya del régimen.

Para López Obrador todo acuerdo entre los adversarios será moralmente insostenible, no los suyos. Se dice que él ha sido congruente a lo largo de su trayectoria política. No es así. Si bien en 2006 rechazó la posibilidad de un acuerdo con la profesora Elba Esther Gordillo, por recomendación de Manuel Camacho, que hubiera significado la diferencia para ganar con buen margen la elección. Señaló que tal tipo de negociaciones eran inmorales y que prefería perder. Sin embargo, en la elección de 2018 recogió de todo, cascajo de todos los partidos y de todos los proyectos.

El pragmatismo de ahora y su sentido polarizado del país y de la política lo ha llevado a una doble moral que compromete el sentido de integridad que dice suscribir y que muchos mexicanos le reconocen. Con los de casa que quedan en entredicho por su integridad, en el peor de los casos despido o reacomodo; con los que se le someten, impunidad total, sean Peña Nieto, Carlos Salinas, Rubén Moreira, Alejandro Moreno o el mismo Emilio Lozoya, a quien obsequió una escandalosa condición privilegiada a pesar de ser un criminal confeso. Con los adversarios todo el peso de la justicia a modo.

El Presidente ha transitado a un nuevo momento en su ciclo en el poder. Privilegia generar las condiciones para que su partido prevalezca en la elección de 2024. Sin embargo, son muchos los temas por atender y al margen de la lógica electoral que domina la visión del Presidente y de su círculo cercano. El Presidente requiere mantener la cohesión de su coalición, adelantar los tiempos sucesorios poco ayuda.

Para efectos del ejercicio del poder, el pragmatismo bien administrado es un recurso valioso, sin embargo, suscribirlo sin límites lleva al extravío, a la contracción y, finalmente, a perder la trascendencia y continuidad del proyecto que con tanto esmero se cuidan.

Federico Berrueto

@berrueto

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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