Hace un par de semanas me recomendaban que no me encasillara en el tema de la muerte, al comentarlo con alguien de mi familia, me advertía que eso era casi imposible porque soy Tanatóloga, y una amiga me animaba a seguir con este tipo de temas relacionados con la vida y la muerte, argumentando que es importante reflexionar al respecto, en estos tiempos en los que la gente se olvida de disfrutar y se dedica a sobrevivir, porque tiene miedo a contagiarse de covid o de perder el empleo, entre otras cosas.
Debo confesar que lo primero que pasó por mi mente, fue autocastigarme porque no estaba haciendo las cosas bien, justo por esos días en un taller que estaba tomando en línea, me pidieron escribir en una hoja, las creencias de papá, las de mamá y mis creencias, ahí me di cuenta, porque me enjuiciaba de tal o cual manera cuando cometía un error.
Solamente los tarugos se equivocan, frase escuchada en mi niñez.
También recordé como una maestra en primaria me pegó con una regla de madera en las manos, porque no alcancé a leer desde el mesabanco de atrás, nací con miopía, y la profesora no se dio cuenta que no veía, el castigo se dio porque no leí bien.
Con la neurosis del encierro o por no querer perder el trabajo o simplemente lograr la utopía de ser perfecto, he visto como la gente a mi alrededor se enjuicia y se pone etiquetas de tontos, por decir una de las palabras más amables, porque cometió un error.
Estamos educados a base del castigo, no de la resiliencia, así que lejos de querer aventurarnos aún y con el riesgo de cometer errores le tenemos miedo a la acción.
La vida es acción y mientras nos movamos habrá errores, considero que más que ponerle una tacha a la equivocación, deberíamos hacerle una loa, porque gracias a eso el aprendizaje es mejor.
Quien no se equivoca, no hace nada, no experimenta y se queda en su zona de confort.
Démonos el permiso de vivir, sabiendo que corremos el riesgo de equivocarnos, se aprende a través del ensayo y el error, mi creencia es que se aprende más del error que del acierto.
El error y el fracaso son peldaños del éxito, cuando se aprende de la experiencia, no se vuelve a cometer el mismo error.