Desde que nacemos nos van imponiendo culpas en las que nada tuvimos que ver, sin embargo, nos causan sufrimiento.
Cuando sentimos culpa el camino es difícil, porque es como llevar una piedrita en el zapato que molesta y que no deja avanzar.
La culpa nos hace perder el tiempo en estar pensando una y otra vez, lo que debí haber hecho, en lo que dije, en lo que no hice.
La culpa es una emoción que inmoviliza, es la causa de que nuestra valía disminuya.
El orgullo y la soberbia ocasionan que la culpa crezca, porque nos creemos perfectos y no toleramos equivocaciones, nos falta humildad y compasión para nosotros mismos porque no somos capaces de pedir ayuda, al contrario, negamos y tratamos de olvidar el suceso.
Hagamos conciencia de lo que pasó, desmenucemos el hecho, practiquemos el perdón, aceptemos que en ese momento no se tenían los recursos que se tienen ahora.
Si ese acontecimiento pasara hoy, claro que lo haríamos mejor, lo haríamos distinto, porque ya ganamos experiencia, ya sabemos lo que se siente, las circunstancias no son las mismas, así que vamos a liberarnos de las culpas para crecer.
Póngase frente a un espejo y véase de cuerpo completo, ¿Qué siente por esa persona que ve?, ¿qué le dice?, ¿empieza a enjuiciarse porque no tiene un lindo cuerpo, el cutis bello, el trabajo o la familia perfecta?, ¿por qué se odia?
Usted no es culpable de nada y si está en un lugar donde lo culpan, le aseguro que ese no es su lugar.
Hagámonos responsables y a partir de hoy libres de toda culpa, rompamos las reglas aprendidas que nos dictan lo que está bien y lo está mal, según las creencias de alguien más, pongamos nuestras propias normas y límites para vivir plenamente.
La culpa sólo debe servir, para dejar ese comportamiento que lastima a nuestro ser y a los demás.
Perdónese, usted es un ser maravilloso, perdone a los demás por no ser como usted quiere, ellos son sus maestros, agradezca que están o estuvieron en su vida, no busque culpables, hágase responsable de sus actos, despierte, no se castigue, haga conciencia y vea la ganancia del hecho, no se hunda en la conmiseración y atrévase a crecer.
