Lo oí hablar de López Obrador en múltiples ocasiones durante el sexenio de Peña Nieto. Algunas personas cercanas al tabasqueño desconfiaron de él. No sé si se alejó de AMLO después del regreso del PRI en 2012. Lo que puedo afirmar es que en todo momento se refirió al ahora Presidente de la República con aprecio, diría incluso con cariño. Aún lo llama “Andrés”.
De hecho, ya en Palacio Nacional, el mandatario lo mencionó en el grupo de hombres que lo defiende o no lo ataca. Me refiero a Federico Arreola.
El fin de semana, a propósito del reportaje de Jesús Esquivel en la revista Proceso, Arreola tuiteó sobre Manuel Bartlett.
Funcionarios de EU confirmaron a Esquivel que varios declarantes involucraron a Bartlett en el caso del secuestro y asesinato del agente de la DEA Kiki Camarena.
No es el primer señalamiento y me temo que no será el último. Han pasado décadas del homicidio de Camarena o de Buendía o de cuando se le cayó el sistema. Sin embargo, los escándalos que lo involucran, junto con su familia, no cesan.
Colegas periodistas han dado cuenta de ellos. Hay varios recientes, como la investigación ganadora del tercer lugar del premio Walter Reuter de Laura Sánchez Ley y Raúl Olmos sobre la venta a sobreprecio del ventilador covid-19 por parte de León Bartlett, su hijo. O la publicación documentada de Peniley Ramírez que vincula a la pareja de Bartlett Díaz con los socios y presuntos prestanombres de García Luna. O el toalla gate 2 que registró Andrea Meraz. O las múltiples propiedades que reveló Arelí Quintero.
Por todo ello, cobra relevancia el mensaje de Federico Arreola que, hasta donde me consta, estima a AMLO. Escribió en sus redes: “Dan pena algunos tuiteros partidarios de la 4T que defienden con fanatismo e ignorancia a un impresentable como Bartlett, a quien su pasado siniestro ha alcanzado. Lo que necesita @lopezobrador_ es deshacerse de ese lastre”. ¿Confía Andrés en Federico? ¿Lo escuchará?
Aquí entre nos
Señores empresarios, no usen las palabras “chamba”, “cabrón”, “lana”, “derecha la flecha”, “jodida”, “carnal” nada más por convivir discriminadoramente.
Qué balconeada se dieron Gustavo de Hoyos y Eduardo Caccia con el texto “¡Vas, carnal!” y su limitada, clasista, ignorante, prejuiciosa, estereotipada visión de las y los trabajadores. Si esa también es la opinión de sus amigos empresarios, no entienden que no entienden.
Elisa Alanís
@elisaalanis
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