Los priistas de Hidalgo siguen empoderados, al menos en redes sociales. Sus reuniones, sus expresiones, las manifestaciones públicas en la posteridad electoral, parece no habituarlos a lo que es una nueva realidad.
A partir del 5 de septiembre ya no serán el partido oficial en el poder estatal. Sin embargo, tampoco parecen estar esperando tranquilamente a que eso suceda. La reaparición de la ex candidata al gobierno, Carolina Viggiano, quien convocó recientemente a ediles (incluso a los que no la apoyaron) y a la dirigencia local en funciones, abrió una nueva etapa del tricolor.
En cuestiones de partido siempre se ha dicho. El PRI es una maquinaria vetusta que sabe cómo y dónde trabajar cuando no hay procesos. Contrario a quienes a partir de septiembre estarán encumbrados en el poder. Morena, que todavía no termina de ponerse de acuerdo con sus propios militantes, buscará una renovación más que necesaria y que urge para dar credibilidad a sus procesos internos. Los consejeros estatales terminaron muy desgastados por la selección de la candidatura en donde no apoyaron al ahora gobernador electo Julio Menchaca e incluso la dirigencia de Sandra Alicia Ordóñez no está segura.
Los demás partidos tendrán que navegar para sobrevivir en lo que queda del océano político hidalguense y buscarán sacar lo más que puedan de recursos y acuerdos previo al inicio de la nueva administración. Mientras eso ocurre, parece que todavía no les ha caído el veinte de lo que pasó en las urnas. De las consecuencias que esta nueva etapa en la política partidista del estado traerá consigo y de que en algún momento, resentirán la falta de recursos que antes tenían por puños y puños.
Como dicen los priistas que salieron de inmediato a reconocer la derrota electoral. Aquí siguen y aquí seguirán, de una u otra forma, pero como oposición, a quien Morena no debe subestimar.
Eduardo González
Twitter: @laloflu