El gobernador Omar Fayad Meneses se ha convertido en el centro de atención de la clase política que pregunta por su futuro.
Muchos ven su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador como una ventana a un puesto más en su carrera, aunque implique el ser parte de la 4T con miras a 2024.
Otros lo ven como una de las cartas fuertes del PRI para buscar la candidatura presidencial, aunque las pocas señales lo ubican más como una pieza clave para personajes como el actual canciller Marcelo Ebrard, por los años de amistad, por el pasado tricolor del propio ex jefe de Gobierno y por la extraña estrategia de inclusión de los ex gobernadores que ocupa AMLO y sus operadores políticos.
Ayer, una de las señales más fuertes y evidentes fue la difusión de una reunión entre Fayad y Ebrard en donde el propio canciller dio a conocer que el gobernador de Hidalgo acudirá a Francia y Reino Unido representando al país para generar impactos de promoción turística, cultural y de diplomacia científica.
Es decir, una especie de prueba para las capacidades ya probadas del mandatario estatal quien no desconoce la labor en gobiernos de oposición. Hay que recordar que desde los inicios de su carrera formó parte de gabinetes estatales, federales e incluso en la polémica derrota del PRI en 2000 todavía fungió como enlace con los panistas entrantes. Precisamente, Ebrard fue partícipe de aquella histórica elección que ganó Vicente Fox.
En tanto las especulaciones por el futuro de Fayad y Ebrard continúen, los actores políticos seguirán preguntándose cuál es plan a seguir para estados como Hidalgo donde habrá elección a gobernador en 2022 y si los movimientos de puestos en las cúpulas del poder obedecen a las transiciones por venir.
Eduardo González
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