Que la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se llevó una mención especial durante el último informe de labores del ministro Arturo Zaldívar como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien le agradeció por haber hecho posible la colaboración institucional en beneficio de las personas que más lo necesitan y revertir injusticias de mujeres presas en la capital. Durante su discurso, no hizo otro agradecimiento a ninguna otra autoridad y sí habló de “embates del poder”.
Que en círculos del Partido Acción Nacional capitalino dicen que Christian Von Roehrich, ex jefe delegacional en Benito Juárez con orden de aprehensión en su contra por el escándalo inmobiliario, se fue a Houston antes de que la fiscalía que encabeza Ernestina Godoy informara sobre la determinación de un juez. Anteayer el propio Ministerio Público solicitó al presunto responsable presentarse ante las autoridades y ojalá lo esperen sentados.
Que uno de los cabilderos de la reserva de “vida eterna” en el Senado fue el diputado pevemista Carlos Puente, quien estuvo desde la tarde hasta la madrugada en la Cámara alta esperando la aprobación de su propuesta. No pasaron ni 24 horas cuando tuvo que salir, por segunda vez en menos de una semana, a decir que retiraba su cláusula después de hablar con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y del amago de veto presidencial. Y todavía tuvo cara para aducir que su plan beneficiaba también a Movimiento Ciudadano y “hasta al PRI”.
Que hablando de gente que gusta de hacer el ridículo, el magnate Donald Trump se voló la barda con el anuncio de una serie de tarjetas, “como las del beisbol, pero más emocionantes”, con su figura en modo superhéroe o superatleta, con precio de 99 dólares cada una, con lo que dejó al mundo primero estupefacto y después muerto de risa, pues todos esperaban que presentara algo relacionado con su eventual candidatura presidencial por el Partido Republicano para las elecciones en Estados Unidos.
