Que antes de que se nos acabe la semana (y el café), el INEGI promete revelarnos la segunda entrega trimestral de la Encuesta de Seguridad Pública Urbana. La Laguna y, en especial, Torreón andan esperando el dato como quien espera el resultado de un examen médico: con nervio y la esperanza de que la percepción de seguridad no se haya ido al olvido. En el primer trimestre habíamos bajado la guardia. Ahora falta ver si el cambio de estafeta en la Dirección de Seguridad Pública sirvió de algo o si fue puro maquillaje de cifras.
Que hablando de seguridad (o su ausencia), en Torreón se reciben unas 20 quejas por extorsión a la semana, o sea que ni el calor detiene a los malandros telefónicos. La Unidad de Inteligencia anda como sabueso rastreando números para luego darlos de baja, aunque no faltan los que ya están pensando en pedirle a la unidad un curso exprés de “cómo identificar un número tóxico antes de contestar”. Para acabarla de amolar, ya van tres turistas que se hospedaban en hoteles locales y que también recibieron su bienvenida: intento de extorsión incluido. Y la Coparmex Laguna, que no se anda por las ramas, dice que las pymes son las más fregadas y ya levantaron la mano para exigir a las autoridades que le echen más ganas al asunto.
Que lo que también llama la atención es que Memo Anaya anda muy calladito en el pleito del PAN contra Ricardo Mejía Berdeja. No ha dicho ni pío, y eso que el escándalo ya está en modo novela. Los malpensados dicen que Memo prefiere no mover el avispero porque tiene varios esqueletos bailando en su clóset y mejor se hace el muertito, no vaya a ser que le revivan viejas relaciones de esas que no se presumen en campaña.
Que metidos en terrenos del drama político, resulta que en uno de sus múltiples videos para responderle al diputado Gerardo Aguado, Ricardo Mejía lo llamó “prostituto político” (y eso que no era horario para adultos). Aguado, ni lento ni perezoso, le regresó la pedrada diciendo que más prostituto es el que ha militado en todos los partidos habidos y por haber. ¡Zas! El CEN del PAN no solo aplaudió la denuncia contra Mejía, sino que hasta mandó a Jorge Triana —vocero nacional— a la FGR a ponerle la cereza al pastel. Todo esto mientras Jorge Romero, el jefe, andaba muy ocupado. Para rematar, días después salieron con un boletín en donde se rasgan las vestiduras por los vínculos de algunos servidores públicos con el crimen organizado.
templete@milenio.com
