Que vaya pleito el que se armó entre la senadora hidalguense Xóchitl Gálvez y los morenistas César Cravioto, delegado político nacional del partido del Presidente en la entidad y la secretaria del CEN de Morena, Citlalli Hernández. “Nunca me he robado un peso”, dijo la originaria de Tepatepec al encarar a Cravioto quien no quiso ni mirarle, pues en conferencia de prensa, insinuaron que la ex delegada en Miguel Hidalgo no se ha pronunciado por el llamado cártel inmobiliario de la Ciudad de México y que tiene algo que ver con panistas que son señalados.
Que parece que no habrá vuelta de hoja para el cambio de gobierno donde Julio Menchaca rendirá como mandatario en la Plaza Juárez de Pachuca, pese a la oposición del PRI y PAN, ya que sugieren que se haga como marca la Constitución local, en la sede del Congreso del estado. Para aderezar el tema se espera que acudan como invitados especiales el 5 de septiembre, funcionarios federales, las famosas corcholatas presidenciales y en una de esas el propio Andrés Manuel López Obrador, debido a que termina el régimen de toda la vida del PRI en Hidalgo.
Que ya se supo que las flamantes cartas del Grupo Universidad para la dirigencia de Morena son Humberto Veras Godoy, Rafael Garnica y Salvador Sosa, quienes serán propuestas de los consejeros morenistas para la reunión que celebrarán a finales de mes. Hasta el momento, se cuenta con al menos la mitad de votos apalabrados para quien sea el elegido de los universitarios, quien tendrá que medirse a la propuesta del equipo de transición del gobernador electo y de ahí saldrá el nuevo presidente de Morena para los siguientes tres años en Hidalgo.
Que el delegado del Bienestar, Abraham Mendoza no inició bien su relación con el recién designado delegado de Gobernación, Luciano Cornejo, a quien además de mandarle mensaje con medios de comunicación sobre la austeridad de la cuarta transformación, le quiere hablar como de maestro a alumno, cosa que seguramente le dio risa al propio Cornejo, quien en las épocas doradas del PRD en Hidalgo le daba órdenes al propio Mendoza, Ricardo Baptista y compañía, para los eventos y campañas en la región de Tula.
