Educación para la movilidad
Cuando cotidianamente vemos que las y los peatones cruzan imprudentemente las calles y avenidas, que esperan el camión abajo de las banquetas y que transitan por debajo de la aceras; cuando observamos que los ciclistas circulan sobre las banquetas, en sentido contrario a la vialidad y se pasan los altos; cuando somos testigos de que los motociclistas circulan con la familia en la moto y sin cascos, viajan a exceso de velocidad y van metiéndose peligrosamente entre los carros y camiones; cuando presenciamos que los automovilistas se estacionan sin respetar las rampas, mientras esperan el siga se posicionan sobre el paso de cebra (paso de peatones) y se estacionan sobre la banqueta o en zona prohibida; cuando los operadores del transporte público se pasan los altos, suben o bajan pasaje estacionados en doble fila y no les brindan el servicio a personas con discapacidad y a adultos mayores, son muestras inequívocas de la gravísima situación crítica de la educación para la movilidad (aunque las autoridades la siguen denominando con el atrasado concepto de educación vial), responsabilidad principal en promoverla de la Secretaría de Movilidad.
Esta dependencia gubernamental desarrolla un trabajo tan primitivo que ni siquiera tiene los correspondientes planes y programas de educación para la movilidad y entonces así se explica en mucho esta lamentable situación que incluso algunas personas extranjeras califican como desastrosa.
Este es otro pendiente para las nuevas autoridades estatales y municipales y, por supuesto, también que debemos cambiar las y los ciudadanos.
José de Jesús Gutiérrez Rodríguez
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