Que después de que saliera a la luz el desfalco por 150 millones de pesos como gasto de gasolina en vehículos inservibles o abandonados en la pasada administración de la Secretaría de Seguridad del Estado, el actual titular de la dependencia, Juan Pablo Hernández, aseguró que ya se implementan nuevas medidas para evitar que una situación similar se repita, y aunque puede tener nobles intenciones, lo cierto es que esta irregularidad detectada pudiera ser solo la punta del iceberg de una serie de anomalías en otras dependencias. La Contraloría del Estado tiene mucho trabajo por hacer para revisar los números y que rinda cuentas quien las deba.
Que las diputadas de Movimiento Ciudadano, Alejandra Giadans y Gabriela Cárdenas, manifestaron su desacuerdo con la eliminación del programa de Verificación Vehicular, al cual defendieron de las acusaciones de ser meramente recaudatorio e insisten en su importancia para mejorar la calidad del aire. Pero para sostener este argumento hace falta más que palabras, habría que presentar pruebas de cómo ha beneficiado al medio ambiente de la metrópoli que, por el contrario, cada día parece estar más contaminada.
Que el gobernador Pablo Lemus insistió en la necesidad de que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT) regule la operación de los vehículos asociados a plataformas digitales para que tengan permitido ofrecer el servicio en los aeropuertos, esto luego de que la dependencia federal saliera a aclarar que todavía no cuentan con el permiso necesario. El llamado no es vano, pues hay una necesidad de incrementar las opciones de transporte desde y hacia la terminal aérea de la capital jalisciense, más todavía con el Mundial a la vuelta de la esquina.
Que las autoridades municipales y estatales ya tienen prendidas las alarmas ante las clásicas “Rodadas del terror” que ponen a la ciudadanía en modo alerta y muchas personas se quedan a la deriva por la imposibilidad de regresar a casa en transporte público, pues más de un operador suspende las rutas por temor a ser víctimas de actos de vandalismo que, tristemente, se han convertido en parte de la Noche de Brujas en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
