Que al famoso autotrén de Zapopan se le descargó la batería… antes de arrancar. Lo que en agosto vendieron como la solución futurista para llegar al estadio en el Mundial 2026 hoy no es más que un bonito recuerdo de PowerPoint. La empresa ModuTram, en un arranque de sinceridad tardía, descubrió, ¡tres meses después del anuncio con bombo y platillo!, que construir un sistema innovador lleva más tiempo que armar un mueble de “hágalo usted mismo”. Uno pensaría que antes de prometer un elefante blanco sobre rieles revisarían un calendario, pero no. Firmaron, aplaudieron y luego cayeron en cuenta de que la FIFA es estricta con sus fechas. El “proyecto interesante” se esfumó y solo queda el problema de siempre: cómo llegarán más de 50 mil personas a un estadio imposible de alcanzar en auto. El gran legado de movilidad del Mundial se reduce, por ahora, a un “elevador” en el andador. Mientras tanto, los aficionados se preguntan si los van a llevar en unicornios.
Que en el Congreso van a necesitar una nevera más grande, porque el platillo fuerte de la temporada, la famosa Reforma Judicial, tiene todas las papeletas para acabar ahí: bien fresquita y olvidada. El menú del día es un banquete de tensiones.
De un lado, MC, coordinado por José Luis Tostado, y el Partido Verde, plantados como estatuas, sin mover un músculo. Del otro, Morena, con Miguel de la Rosa, y el PAN, con Claudia Murguía, en un romance político que nadie vio venir. ¡Vaya tándem! Parece que encontraron en el “no” su punto de acuerdo. Y en medio del forcejeo, el resultado es un empate: un pulso perfecto donde nadie tiene fuerza suficiente para dar el golpe final. Para aprobar el proyecto se necesitan dos tercios, y lo único que hay para dos tercios es… desacuerdo.
Que parecía una tarea sencilla: presentarse, sonreír y listo. Día pagado, esfuerzo mínimo. Pero en el maravilloso mundo de la política, hasta eso se complica. De los 38 diputados, 37 lograron aparecer en el lugar y momento correcto. El único ausente: el panista Julio Hurtado. Ni mensaje, ni excusa, ni señal. Nada. Uno se pregunta si, entre tanta celebración, al señor Hurtado se le olvidó que era diputado. O quizá estaba tan ocupado legislando que no tuvo tiempo para la foto.