en este espacio, hace algunos meses dimos la primicia del sencillo “Wasted Days” por cortesía de John Mellencamp y Bruce Springsteen; ahora hablemos del álbum completo del rockero nacido en Seymour, Indiana, el 7 de octubre de 1951.
Hace cuatro décadas, el entonces John Cougar dijo que “hay que aferrarse a los 16 tanto como sea posible”; en su reciente álbum “Strictly a One-Eyed Jack” o estrictamente el tuerto Jack, lamenta lo que pasa cuando ya no se puede sostener esa edad.
Ahora el “pequeño bastardo”, como se autonombra en créditos de producción, es un rockero de 70 años y ahora ve “una vida llena de lluvia que cae sobre mis hombros”, una forma reflexiva de observar el paso del tiempo, si bien no se arrepiente por sentirse de esta manera.
Así lo plasma en títulos como “I Am a Man Who Worries” o soy un hombre que se preocupa, y “I Always Lie to Strangers” o siempre miento a los extraños, y se pone a rumiar por vivir en un mundo donde “hay mucho llanto, y es todo lo que mis ojos pueden ver”.
Es una dosis sobria y lastimera de realidad en tiempo real, por muy cacofónico que esto se oiga, entregada con intimidad frontal. Mellencamp podrá querer que te salgas de sus pastos, no sin antes decir lo que siente, con la sensibilidad de un papel de lija que ha recorrido muchas millas, y fumado muchos cigarros.
El álbum de 12 tracks, acompañado de sus integrantes de sus giras, continúa acuñando el sueño americano que plasmó en álbumes grandiosos como “Scarecrow” o “The Lonesome Jubilee”.
Hay toques de Woody Guthrie, Bob Dylan y algo de Tom Waits en sus canciones, entre violín, bajo, acordeón y órgano, con salpicadas ocasionales de guitarra eléctrica.
Esto último fue influencia de su amigo Bruce Springsteen con quien coescribió tres piezas: “Wasted Days” que le hace un guiño a “Independence Day” del álbum “The River”, “Did You Say Such a Thing” y “A Life Full of Rain” con la que se cierra este trabajo.
Mellencamp y compañía abren con algo de polvo en “Lie to Me”, rock seco con un tono ligeramente político; “Gone Too Soon” le brinda algo de jazz, “Sweet Honey Brown” provee alma, mientras que el tema central tiene referencias literarias y bíblicas.
Este trabajo puede definirse como el álbum para sentirse mal durante todo el año. _