La sentencia parece ya estar definida, es solo cuestión de tiempo; el Partido Revolucionario Institucional (PRI), parece estar perfilado a extinguirse en los próximos procesos electorales.
A más de una semana de la salida del senador y entonces dirigente local del tricolor, Néstor Camarillo Medina, el instituto parece navegar sin rumbo.
Si bien este personaje no era la gran figura política, como otros liderazgos que llegó a tener el partido, sí representaba cierta presencia del PRI en el escenario político.
Hoy en día ya no hay muchos perfiles destacados, la ex candidata a la gubernatura, Blanca Alcalá se ha mantenido alejada, lo mismo que su hija Karina Romero; la diputada federal Xitlalic Ceja se ha enfocado más en San Lázaro, poco se le ha visto involucrarse con Puebla desde que tomó protesta.
El ex diputado federal, Lázaro Jiménez tampoco ha salido a dar un mensaje que haga pensar que el tricolor todavía tiene vida.
Las versiones extraoficiales señalan que Lorenzo Rivera Nava levantará la mano para buscar la dirigencia estatal del partido; sin embargo, su trabajo será sumamente complicado.
Otra opción que se ha manejado públicamente es la diputada local y actual secretaria general, Delfina Pozos Vergara; sin embargo, su cercanía con Camarillo Medina podría jugarle una mala pasada y poner a la militancia en su contra.
Algunos priistas ya han comenzado a saltar del barco y no precisamente para seguir al ex dirigente, sino para unirse a la cuarta transformación. Otros más dejarán que pasen los meses para abandonar al tricolor.
Parece poco probable que el PRI tenga vida más allá del proceso electoral del 2030, por el contrario, las condiciones actuales generan riesgo de que ni siquiera llegué a dichos comicios y su historia tenga punto final en el 2027.
