“Inhalo fortaleza y exhalo debilidad”
Amy Hastings Cragg
Me cuesta mucho trabajo encontrar los argumentos y justificar a mi voz interior y a quienes me rodean, el porqué seguir corriendo a pesar del sufrimiento que hacerlo produce. Correr otorga extraordinarios beneficios a nivel físico, mental y emocional. Las recompensas se reciben inmediatamente, a mediano y a largo plazo. Mejor peso, mejor descanso, mejor digestión, y mayor seguridad y autoestima, entre muchísimos obsequios como retribución del esfuerzo empeñado. No obstante, correr largas distancias y correr rápido -más temprano que tarde-, producen incomodidad, dolor y sufrimiento de los que el corredor debe sobreponerse para cruzar la meta.
La muestra más clara que tengo de ello es Barkley Marathon. La competencia consiste en completar 5 vueltas en un territorio agreste, acumulando 160 kilómetros de recorrido, con un desnivel cercano a los 18 mil metros, en menos de 60 horas, teniendo como elementos principales de apoyo para el recorrido un mapa y una brújula. Los corredores deben hacerse cargo de su nutrición e hidratación. El diseño del evento obliga a los corredores a correr absteniéndose de dormir o descansar profundamente a lo largo de la duración de la prueba.
El desgaste físico y mental resulta extenuante; el dolor muscular asociado con las lesiones que el territorio y sus elementos suelen provocar, aunado al gran reto que implica correr, alimentarse e hidratarse simultáneamente, además de destinar algunos minutos para dormitar, provoca que sean muy pocos los corredores que logren llegar a la meta, siendo la gran mayoría de los participantes víctimas de abandonar la prueba antes de cruzarla.
La edición 2024 de este evento se llevó a cabo esta semana. Solo 7 competidores del total de participantes iniciaron la quinta vuelta, siendo 5 (cuatro hombres y una mujer) quienes -seguramente- tomaron como combustible el sufrimiento para cruzar la meta.
¿Por qué a pesar del sufrimiento seguimos? Pareciera que la recompensa es mayor a lo invertido, o simplemente, que en el sufrimiento encontramos algún tipo de obsequio que nos permite persistir.
Abastecimiento: Se termina el primer trimestre del año, lo que nos obliga a hacer una revisión de nuestros propósitos y metas, para conocer si nos hemos acercado a ellos. Registrar, evaluar y mejorar.