La canción de Fernando Delgadillo en verdad se titula “Entre pairos y derivas” y habla del mundo marítimo, acá no es que estemos en alta mar, pero las embajadas en nuestro país ya se han convertido en todo un buen regalo político que van y vienen dependiendo del clima que haya.
Don Omar con las velas distendidas y amarradas, esperó a que el viento soplara a su favor y finalmente así fue, desde junio en donde publiqué mi columna referente a este rumor que lo acompañaba, es decir, de que sería acreedor a representar a México en el extranjero, esta semana dio sus frutos y no fue Israel como se decía, será Noruega el destino final de nuestro ex gobernador.
Las cosas así son, hace meses se dijo y hoy sin necesidad de tener un oráculo predictor, lo obvio se dio, AMLO con su acostumbrado estilo mandó ya al Senado la propuesta para que este hombre lleve los colores patrios allá bien al norte del mundo, según porque fue rete humano y de buen corazón con la tragedia de Tlahuelilpan, que conmovió mucho a Andrés y pues, de acuerdo con nuestro Presidente eso es lo que busca de los hombres que lo acompañen.
Al parecer nada tuvo que ver que literalmente le entregara en bandeja de plata el estado a Morena, cuando Fayad dejó sola a Carolina como candidata para que Julio Menchaca con la mano en la cintura y casi casi caminando, ganara la gubernatura, en aquel entonces todo el aparato político de nuestro estado dejó de operar fiel a su costumbre o, mejor dicho, me corrijo, operó, pero a favor del partido guinda para que después de casi 100 años hubiera alternancia y ganara.
Eso es lo que realmente le generó el “compromiso” del que hablo López Obrador cuando se le preguntó por qué había escogido a Omar Fayad como candidato a embajador, ese fue el precio que pagó para tener el control de Hidalgo; así las cosas, lo que hace unos años era odio y dolor mutuo entre estos dos personajes, hoy es un vínculo amistoso que tendrá a Palacio Nacional y a Oslo Noruega bien unidos.