A pesar de las circunstancias que se nos atraviesen, los emprendedores iniciamos un negocio con el anhelo de tener éxito. En nuestra mente solo está generar ingresos, lograr la independencia profesional y cumplir nuestros sueños. Entonces, ¿por qué pensar en la planeación de una estrategia de salida? Sencillo: porque algún día nos vamos a ir, así que necesitamos hacerla crecer al máximo para obtener el mayor rendimiento cuando eso suceda.
Una empresa genera ganancias de dos maneras. La primera es a través del dinero que obtiene año con año por sus operaciones cotidianas, y la segunda cuando se vende. Por esta razón es importante planear el día a día para sacar dinero, pero también es primordial diseñar la salida porque es ahí donde se tienen más beneficios.
Una estrategia de salida del director general significa generar un plan detallado que indique qué se logra obtener con la futura empresa, además de cuándo y cómo se cosecharán los éxitos que se consigan. Esto nos permitirá conocer, desde un inicio, hasta dónde queremos llegar con la compañía, por lo que tendremos la posibilidad de entender qué esperamos del futuro y trabajar hacia esa dirección con motivación, enfoque y un plan de acción concreto.
Los emprendedores tenemos que planear estratégicamente, pues es igual de importante sentar las bases de un negocio que pensar en su futuro. Así que no importa si es para saber hacia dónde vamos, para obtener el retorno de nuestra inversión, para darle seguridad a los agentes económicos o incluso para lograr una expansión y llevar al negocio a las grandes ligas, lo que importa es la planeación.
Hay varias formas de estrategia de salida de una empresa. Algunas dolorosas y catastróficas, que implican luchas entre los fundadores y propietarios, las cuales propician la desintegración de compañías exitosas e, incluso, se desencadenan problemas legales que involucran a familiares. Otra razón es un alto nivel de endeudamiento, que se origina por solicitar una gran cantidad de dinero prestado para crecer rápidamente, pero sin tener los bienes suficientes para cumplir con las obligaciones económicas.
O también está el aburrimiento, los emprendedores podemos llegar a un punto en el que ya no nos preocupa en demasía el funcionamiento de nuestras compañías, por lo que las ventas caen. Pero también hay formas lucrativas y rentables de salir de una empresa, como el crecimiento exponencial y una posible salida a Bolsa, lo que permite atraer a compradores atractivos y obtener un mejor precio por el negocio.
En cualquiera de estos casos, donde la venta de la empresa es inminente, una estrategia de salida nos permite lograr un acuerdo más equitativo para todos los involucrados, así como reducir las tensiones que puede ocasionar el inconveniente generado. En esto, así como en cualquier estrategia del negocio, de lo que se trata es de planificar. Ir un paso adelante siempre otorgará una gran ventaja en el mercado.
Pero, ¿cómo desarrollar una exitosa estrategia de salida? La creación de una estrategia adecuada depende de los objetivos que queramos cumplir con el negocio. Dentro de las más comunes están:
1. Vender la empresa. Esta es la estrategia de salida más común en el mercado. Si nuestro objetivo es liquidar la compañía, o solo entregar una parte a un comprador, es necesario revisar detalladamente la rentabilidad del negocio, ya que esto determinará la cantidad de dinero que podemos obtener.
2. Traspasar la empresa. Siendo una de las mejores maneras de dejar la compañía en manos de los herederos, la estrategia de salida en la cesión del negocio implica determinar a detalle la nueva estructura de la empresa y, además, quién será la nueva figura que estará al frente de las operaciones.
3. Salir a Bolsa. Este método podría generar, quizá, la mayor paga de cualquier estrategia de salida. Cuando la empresa es lo suficientemente grande, hay emprendedores que deciden vender acciones de su compañía en una Oferta Pública Inicial (IPO, por sus siglas en inglés). Esto implica salir del anonimato, responder a los intereses de los inversionistas y, por supuesto, una mayor dedicación.
4. Recurrir al paracaídas de oro. Es el modelo más utilizado en Latinoamérica. Consiste en sacar dinero del negocio a través de sueldos, bonificaciones y gastos para disfrutar de las ganancias antes de salir. La desventaja es que la empresa pierde valor cada vez que se aplican gastos innecesarios y, lo peor de todo, no se crea una reserva económica para cuando decidamos abandonar el negocio completamente.
5. Liquidar activos. Si no existen deudas y todo está en orden, la venta de todos los activos también puede ser una estrategia de salida viable. Si bien esta es la forma más fácil de ganar liquidez, el retorno de inversión será menor porque solo se están vendiendo los activos brutos.
Elegir una estrategia de salida no debe tomarse a la ligera, no solo por el dinero que se puede conseguir en cada una de las opciones, sino porque depende 100 por ciento de nuestro objetivo. No será lo mismo seleccionar un método si se quiere tener mayor acceso a las ganancias estando en la compañía a obtener liquidez inmediata porque se debe pagar una deuda.
Pero para que la decisión no la tomemos de manera apresurada es importante estar preparados. No importa si ocurre en meses o décadas, la clave es pensar en el futuro y planear una estrategia de salida desde que el negocio se está formando, porque bien es cierto que la felicidad no tiene precio, pero la realidad es que el negocio sí.
Por Daniel Marcos*
*Fundador y presidente de Growth Institute, empresa líder de educación ejecutiva para directivos de compañías de alto crecimiento, y embajador de Singularity University en Austin, Texas
