Hace más de 20 años que Andrés Manuel López Obrador colocó -con éxito- en la opinión pública el concepto de “el innombrable”, en alusión a quien él mismo compró como su principal adversario político: el ex presidente Carlos Salinas.
El mote le sirvió al entonces dirigente opositor para equipararse con uno de los políticos más poderosos de México y ganar notoriedad.
Ahora que López Obrador es gobierno dejó en desuso el término, pero lo cierto es que él como presidente sí tiene un “innombrable” que no es precisamente una sola persona, sino un poder fáctico que ejerce mucha presión sobre él y al cual le ha manifestado todos sus respetos en sus conferencias.
El nuevo “innombrable” ha provocado por parte el actual gobierno acciones totalmente inexplicables en cualquier otro sexenio.
Ya el Departamento de Estado de los Estados Unidos acusó categóricamente la pérdida de la presencia del Estado mexicano en partes del territorio nacional ante la presencia de este “innombrable”.
El reconocimiento de que ese actor es determinante para la vida social y política de México, pero también de EEUU es la reunión binacional de alto nivel del jueves en la Casa Blanca por presión de Washington.
Así, quién negaba ser colonia y que no se prestaba a presiones externas terminó cediendo todo en cuestión de días.
Y apenas ayer Estados Unidos presentó cargos contra 28 miembros de una de estas organizaciones criminales internacionales lo que, es previsible, generará un conflicto con el poder político de México.
¿Qué es lo peor que puede hacer este actor para presionar a Palacio Nacional? ¿ya no aportar recursos a cierto partido, dejar de intervenir en elecciones o cambiar de color? Puede ser, pero en otros países estos grupos han generado desestabilización política y de seguridad, abaten a personajes de muy alto nivel o allegados al poder para someter al gobierno en turno lo que generalmente ha derivado en intervenciones extranjeras abiertas o encubiertas. La duda es si localmente habrá la capacidad y voluntad de ordenar un cambio preciso y adecuado en la forma de administrar este delicadísimo riesgo “innombrable” en las conferencias matutinas.
