Uno de los aplaudidores de Andrés Manuel López Obrador -cuyo nombre no quiero recordar- afirmaba con enjundia que con las conferencias mañaneras “México amanecía más temprano”.
Era tal la soberbia del equipo presidencial y de su red de propagandistas que creían que todos los mexicanos se despertaban temprano no para irse a trabajar, a estudiar, a producir, a cuidar a un familiar o a ofrecer un servicio a los demás, sino que madrugaban solo para ver, escuchar o seguir las mañaneras. Así de desconectados de la realidad.
Lo que comenzó como un producto comunicativo exclusivo del presidente y que fue sin duda muy exitoso al principio, se quiso replicar con otros personajes y temas que se fueron considerando necesarios para fortalecer la estrategia de la propagada populista de la 4T.
Así, el sexenio pasado tuvimos también las conferencias diarias vespertinas sobre la pandemia de covid-19, después se intentó hacer otra charla diaria sobre temas económicos y todas fracasaron por dos sencillos detalles: los conferencistas en cada caso no tenían el carisma ni habilidad discursiva que López Obrador.
Fuera del buen rating de los primeros meses de la pandemia las conferencias diarias vespertinas se desdibujaron y cayeron en el olvido, solo la matutina de López Obrador sobrevivió hasta el final de su sexenio.
Esos mismos problemas de las conferencias vespertinas de hace años las estamos viendo ahora cada mañana, pero con algunos elementos adicionales que las vuelven un producto comunicativo de menor calidad y efectividad.
Es evidente la falta de carisma, de creatividad-ocurrencia y de habilidad discursiva a lo que se suma el mal manejo del lenguaje corporal.
Alguien dijo por allí que la presidenta tiene pelo largo, pero mecha corta y algo hay de eso.
No se requiere de mucho enfuerzo por parte de los pocos comunicadores críticos que logran pasar los filtros del gobierno para, en las nuevas mañaneras, con preguntas obvias pero necesarias, sacar de sus casillas a la presidenta.
El formato de las conferencias matutinas prácticamente no cambió de un sexenio a otro, es el mismo producto replicado, pero con otra persona como protagonista. En una semana el saldo de la mañanera reciclada.
