En enero de 2021 un incendio terminó con el Puesto Central de Control 1 del Metro de Ciudad de México. Seis líneas fueron afectadas temporalmente, pero las consecuencias hasta ahora han sido mayores, ya que se ha afectado la comunicación y la energía con vagones, estaciones y operadores.
Los tiempos de pandemia y la antigüedad del equipo no han hecho sencilla ni rápida su reconstrucción. Esto ha afectado la operación de varias líneas desde aquellos días.
En mayo de 2021, a un mes y días de la renovación de la Cámara de Diputados, varias gubernaturas y las alcaldías de Ciudad de México, la Línea 12 del Metro colapsó. La gran obra de infraestructura del gobierno de Marcelo Ebrard había tenido serios problemas en los años desde su inauguración, pero ninguno como la tragedia que cobró la vida de 26 personas.
Llegó la elección y a Morena le fue mal en CdMx, perdiendo nueve de las 16 alcaldías. Difícil saber qué tanto tuvo que ver el colapso de la L12, pero ni en el Palacio del Ayuntamiento ni en Palacio Nacional estaban contentos.
Fue en esos días en que el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el juego sucesorio con mucha más anticipación que lo que se había visto y lo que todo mundo esperaba. Desde entonces he escuchado a varios cercanos a Palacio y al gobierno que fue por la Línea 12. La tentación del equipo de Sheinbaum de destruir a Ebrard era demasiada. Ponerlos a competir rumbo al 24 e intervenir, como lo hizo el Presidente con Slim para la reconstrucción, apaciguó esos ánimos, reencaminándolos a una competencia más larga y con premios mayores.
Claudia Sheinbaum terminó peleada con la empresa extranjera a la que le había encargado el peritaje del accidente. La guerra entre las principales corcholatas sería por otra cosa, no por la L12.
Algo muy mal debe haber visto en la Línea 1 que decidió cerrarla por completo e invertir miles de millones en, básicamente, rehacerla. La ciudad, de repente, se quedó sin dos líneas de Metro y lo que eso significa para cientos de miles de ciudadanos.
Y ahora la Línea 3.
Aquí ni cómo echarle la culpa al pasado neoliberal, corrupto y conservador cuando la ciudad ha estado gobernada por la izquierda poco más de dos décadas.
Así, el Metro se ha convertido en pieza clave de la sucesión presidencial.
Carlos Puig@puigcarlos
