Por si quedaba alguna duda, que la verdad no había ninguna, pero en fin…algunas cosas han sucedido esta semana que dejan el asunto de la tesis de la (aún) ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel, bastante mal.
Un primer paso de la Universidad Nacional Autónoma de México que explicaron así: “El nuevo Consejo Técnico de la Facultad de Derecho de la UNAM, en su primera sesión extraordinaria de este año, ante la notoriedad y relevancia del caso relativo a diversas tesis presentadas por egresados de esta Casa de Estudios cuyo contenido tiene alto porcentaje de coincidencias, determinó intervenir para estudiar y aportar elementos para el esclarecimiento de los hechos. A efecto de salvaguardar el prestigio de nuestra institución de educación superior jurídica de excelencia. El día de hoy, por decisión unánime, este Cuerpo Colegiado acordó instruir y excitar a la Comisión de Ética, acompañada de cinco consejeros técnicos para que se analice, desahogue y resuelva de manera expedita el procedimiento disciplinario a que haya lugar respecto a la actuación como directora de las tesis y sinodal de la profesora Martha Rodríguez Ortiz, con apego estricto a la normatividad universitaria”.
Como se ha probado, resulta que la profesora Rodríguez había dirigido un puñado de tesis igualitas a la de la ministra.
Ahora también sabemos que la denuncia que había presentado la ministra Esquivel en la Fiscalía de Ciudad de México contenía una declaración notariada del otro autor de la tesis confesando él el plagio que el supuesto firmante ha desconocido, que está enfermo y quedándose ciego y que tiene la intención de demandar a la ministra.
La profesora (es un decir) aseguraba que había recibido una carta firmada por el abogado en su buzón unos días después de que se desatara la polémica, admitiendo el plagio (no se rían).
Cada vez va quedando que la profesora (es un decir) hacía buen negocio con los de las tesis y seguramente será ella quien sea la más castigada formalmente en todo este asunto.
Ahora qué hará la ministra. Sabemos que en este país nadie renuncia a una posición de poder no importa lo que suceda (ni modo). Ella ha demostrado que quiere hacernos pensar que ella no hizo nada mal. Así que siendo este el país que es, seguramente ahí seguirá. Nadie la respetará demasiado, será una ministra cuestionada siempre, pero, eso sí, con toga y sueldo. Triste.
@puigcarlos