El guion es el de siempre.
Después de cada masacre, de cada tragedia, se vuelven a publicar los números que desde hace años comprueban que el problema no es la maldad/enfermedad/odio/resentimiento del asesino, sino que tuvo a su alcance las armas necesarias para ir a matar.
Después de cada tragedia vemos las estadísticas que a mejor regulación y menos armas, menos muertes. Y después de cada uno de estos sucesos la discusión política es la misma y con el mismo resultado. Nada cambia. Y así, esperando la próxima masacre.
Es una idiotez que lleva décadas.
Hace cinco años después de otro evento de estos, David Frum, editor de The Atlantic, escribió una parábola:
Se ha construido un pueblo en el barranco más profundo de una llanura que se inunda. A intervalos regulares, las inundaciones repentinas arrasan las casas, matando a todos los que están dentro. Menos dramático, pero más letal, es el costo constante a medida que los aldeanos se resbalan y se ahogan en los pantanos que los rodean.
Después de eventos especialmente mortales, los aldeanos discuten solemnemente lo que podrían hacer para protegerse. ¿Quizá podrían levantar sus hogares sobre pilotes? Pero una facción poderosa entre los aldeanos siempre está lista para explicar por qué estas ideas no funcionarán. “¡Ninguna ley puede mantener segura a nuestra aldea! La respuesta es que nuestra gente debe aprender a ser mejores nadadores y, oh, por cierto, dijiste ‘pilotes’ cuando el término adecuado es ‘zancos’, entonces, ¿por qué alguien debería escucharte?”.
Así la discusión se vuelve cada vez más enfurecida, sin resultados, año tras año, década tras década, mientras las muertes aumentan todo el tiempo. Los pueblos cercanos, construidos en las colinas, se maravillan de que los habitantes de los barrancos persistan en su peligrosa forma de vida. Pero los habitantes de los barrancos responden que están siguiendo los deseos de sus “fundadores”, cuyas decisiones hace dos siglos siempre deben ser defendidas por sus descendientes.
Así de idiota y absurdo lo que sucede en EU con relación a las armas. Todo empujado y financiado por el cabildeo de los productores y defendido por la estupidez de los representantes populares.
Carlos Puig
@puigcarlos
