Yo he visto a Itatí Cantoral llenar los teatros más grandes de México. Desde el Insurgentes hasta el Lunario pasando por el Salón Los Ángeles y muchos otros escenarios.
Cuando me enteré de que se iba a presentar en La Teatrería no lo podía creer.
La Teatrería, que amo, es un complejo de teatros muy pequeños, para experiencias íntimas.
E igual, dije: si Itatí va a estar en La Teatrería, el boleto va a costar una fortuna. Verla así, tan de cerca, es poco menos que un lujo.
Para no hacerle el cuento largo, sí era cierto. Itatí Cantoral se está presentando en La Teatrería y verla cuesta prácticamente lo mismo que cuesta ver cualquier otro “show” de ahí.
Se necesitaría estar muy mal para no aprovechar este acontecimiento y correr a gozarla.
Se lo digo así, sin explicarle nada más, porque la señora es garantía. Hay cosas que uno no se debe de perder. Punto.
Pero espérese, Itatí no es tonta. Eligió un monólogo de un súper dramaturgo español llamado Miguel de Arco. ¿Y sabe quién la dirigió? Alonso Íñiguez, el genio al que estaba elogiando aquí mismo la semana pasada. ¿Se acuerda?
Esto se llama “Juicio a una zorra” y es más o menos como “La niña en el altar”: revisionismo histórico aplicado a los mitos que nos formaron.
Es la historia de Helena de Troya, pero vista con los ojos de hoy. No tiene usted una idea de lo pertinente que es esta obra.
Itatí dice y hace un montón de cosas tan divertidas, tan apasionantes y tan complejas que no hay manera de verla y de no ovacionarla de pie.
Luche por ver ya “Juicio a una zorra” con Itatí Cantoral en La Teatrería. Le va a gustar. De veras que sí.
Cuidado
Comenzó la nueva temporada de “South Park” en Paramount+. Está subiendo poco a poco. El capítulo dos ni siquiera está doblado. Sólo subtitulado. Y yo estoy en “shock”.
¿Por qué? Porque el nivel crítico de esta serie es tan, tan, pero tan rudo que por primera vez en mi vida, dudo. Una cosa es la crítica. Otra, el odio.
En este nuevo paquete de caricaturas, “South Park” está “criticando” al gobierno de Donald Trump, pero hay un detalle: lo está haciendo personal.
¿En qué me baso para afirmar esto? En que sacan desnudo al presidente de Estados Unidos, en que se burlan del tamaño de su pene, en que lo ponen rogándole al diablo por sexo.
Y no le estoy diciendo nada porque, usted me conoce, soy enemigo de contar los contenidos.
Todas y todos podemos tener una postura crítica hacia el señor Trump, ¿pero es necesario hacer todo esto para manifestar un punto de vista?
¿Hasta qué punto, estos episodios, que evidentemente son una expresión de odio, lejos de contribuir al debate, contribuyen al escarnio? ¿Hasta qué punto todo este rencor termina por darle la razón a Donald Trump y a sus seguidores?
Sé de comedia. Sé de cabaret. Sé de “roast” y de todo eso. Pero también sé cuando alguien se está pasando de listo, cuando alguien está abusando y la regla número uno para quienes nos dedicamos a la crítica es ejercer, primero que cualquier otra cosa, la autocrítica.
De lo contrario, se cae en la soberbia y en la arrogancia. ¡Cuidado! Mucho cuidado.
Busque lo nuevo de “South Park” en Paramount+ y dígame la verdad: ¿Está bien o está mal? ¿Se vale o no se vale? Yo estoy en “shock”. Tengo dudas.
