El extraño sigilo con el que el gobierno de Nuevo León está manejando el estudio que realizó el Centro Mario Molina sobre la calidad del aire en Monterrey, es un claro indicio de lo terribles que deben ser los resultados.
El estudio Propuestas para el desarrollo sustentable de ciudades mexicanas, Área Metropolitana de Monterrey y su complemento Análisis de la contaminación por PM 2.5 en la ciudad de Monterrey, enfocado a la identificación de medidas estratégicas de control, cuyos avances ya fueron presentados, no están disponibles para la ciudadanía, según la Secretaría de Desarrollo Sustentable.
Para negarse a revelar el estudio, el titular de la secretaría, Manuel Vital, primero dijo que se firmó un convenio de confidencialidad y que no podía decir nada, luego ante una solicitud de transparencia se negó a entregar los documentos porque asegura que no los tiene y que nada más el Conacyt puede revelarlos, porque fueron ellos quienes pagaron el costo de realizarlos.
Asunto muy curioso, en enero cuando se dio a conocer que se estaban realizando los estudios, el mismo Manuel Vital aclaró que se utilizarían fondos del presupuesto para pagar los 10 millones que costaría y nunca mencionó que el Conacyt estaba financiando.
Para efectos prácticos podemos anticipar que los resultados no dirán nada nuevo, Monterrey y su zona metropolitana está peligrosamente contaminada, tanto, que está catalogada como una de las ciudades latinoamericanas más contaminadas.
En el estudio reciente desarrollado en 22 ciudades latinoamericanas por el Clean Air Institute, creada por el Banco Mundial, Monterrey fue clasificado en los lugares sexto, quinto y cuarto en niveles de contaminación de partículas PM2.5, ozono y dióxido de sulfuro (SO2), respectivamente.
En general los datos del Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA) muestran que el promedio de concentración de partículas menores a 2.5 mm (PM2.5) en 2018 fue de 19.97, casi al doble de la recomendación de promedio máximo anual de la Organización Mundial de la Salud, en la ciudad tenemos más de 10 años incumpliendo con estas normas.
El problema no es pequeño y la afectación a la salud es evidente.
De acuerdo con el reporte No Apto Para Pulmones Pequeños, Diagnóstico de Calidad del Aire y el Derecho de Niñas, Niños y Adolescentes al Aire Limpio, el estado de Nuevo León tiene uno de los mayores promedios de días de hospitalización en pacientes de cero a cuatro años de edad por asma.
Con respecto al nivel de exposición a contaminantes en diferentes modalidades de transporte como bicicleta, peatonal, automóvil y transporte público, Greenpeace midió en octubre del 2018 estos valores, donde se reveló que el transporte urbano presentó las concentraciones de PM2.5 más altas de las cuatro modalidades.
Por esta razón, amigo lector, podemos estar seguros que el estudio del Centro Mario Molina nada más dirá otra vez que el aire que respiramos tiene mala calidad, pero ojalá tenga algunas propuestas para solucionarlo.
¿Por qué el gobierno anda ocultando tanto este asunto? Seguramente para ponerle solución habrá que pegarle a los intereses de las industrias y a los transportistas.
De cualquier manera se tendrá que revelar el documento y esperemos que sea pronto, porque parece una burla que un asunto tan importante no lo tengan en la Secretaría de Desarrollo Sustentable y lo que sí queda en evidencia es la falta de acciones concretas, poco o nada hemos visto que se haga para bajar los niveles de contaminación, ya no se cerraron pedreras, las industrias siguen arrojando altos contaminantes en las noches y los transportistas nunca terminan por renovar las unidades. El gobierno independiente no hace nada y mientras tanto nosotros seguimos respirando el veneno que flota en las calles… o usted, ¿qué opina?
alejandro.gonzalez@milenio.com