Por: Claudio Lomnitz
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Cuando se estrenó "La marcha de los pingüinos" apareció también la controversia. Mientras los conservadores se conmovían con la fuerza de la pareja heterosexual, que lucha heroicamente contra los elementos para defender a su cría, los liberales hacían notar que los pingüinos en realidad son monógamos seriales, es decir, que aunque es verdad que son fieles a sus parejas las van cambiando de un año a otro. Son monógamos, pero cada año tienen otra pareja. Y la discusión acerca de la naturalidad de la familia divina en clave pingüina siguió por un tempo hasta que, como todo, pasó de moda. Sólo que ahora en el zoológico de Berlín resulta que hay una pareja pingüina “gay” —la de Skip y Ping—. El que haya pingüinos gay no tiene nada de raro. Cuando yo era niño no se hablaba de eso, pero la homosexualidad es bastante común en el reino animal. Pero lo que tiene fascinado a los berlineses no es que Skip y Ping sean gays, sino que han empollado un huevo juntos y lo están criando de maravilla.