Por: Asunción Álvarez del Río
Ilustración: Alberto Caudillo, cortesía de Nexos
Son muchas las personas que no quieren pensar en la muerte y asumir que algún día van a morir. Siendo un acontecimiento que temen y no pueden evitar, no le ven el sentido a pensar anticipadamente en él, ¿para qué angustiarse más de lo necesario? Tienen razón en pensar que su muerte, como la de todos, es inevitable, pero se equivocan al pensar que no tienen nada que hacer al respecto. Cuando la muerte sucede en un contexto de atención médica, que es en el que muere la mayor parte de la gente (esté en el hospital o en su casa), hay mucho que se puede hacer para que la etapa final de la vida, incluyendo el momento de morir, sea lo mejor posible. Se cuenta con un margen de elección que no existe cuando una persona muere debido a un accidente o a un acto de violencia que le causa la muerte de inmediato; en esas situaciones no hay nada que se pueda hacer para influir en la calidad del final de la vida.