Por: Adriana García
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Que el Congreso de la Unión defina y decida en qué activos específicos debe invertir el Banco es una afectación directa a su autonomía, ya que anularía la intervención de Banxico en la composición de las reservas internacionales. Adquirir los activos de las instituciones de crédito trasladaría el riesgo de comprar activos relacionados con actividades ilícitas. Esta situación repercutiría adversamente en la estabilidad macroeconómica: las reservas internacionales podrían ser embargadas al perder la inmunidad soberana que actualmente tiene el Banco de México en los mercados internacionales, y pondría en riesgo los acuerdos entre el Banco y las autoridades financieras internacionales como la línea swap con la Reserva Federal y la Línea de Crédito Flexible con el Fondo Monetario Internacional. Además, el Banco de México tendría la obligación de destinar recursos a un propósito específico. Comprar dólares implica operaciones de mercado abierto mediante la emisión de pasivos para esterilizar la inyección de pesos. Estas operaciones crearían distorsiones en precios y Banxico tendría que asumir el costo financiero de captar recursos de la banca.