Por: Luis Manuel Cruz Flores
Ilustración: Ricardo Figueroa, cortesía de Nexos
Tras el confinamiento obligatorio en el país ocasionado por la pandemia, los Centros de Inclusión Digital (CID) mudaron sus servicios presenciales hacia una modalidad a distancia y sincrónica, con apoyo de videollamadas y programas de mensajería y una serie de materiales y recursos, tanto propios como compartidos. Al transitar hacia la educación en línea, los facilitadores frente a grupo hicieron esfuerzos para mantener la relación pedagógica construida con los usuarios de cursos anteriores, además de capacitar a nuevos usuarios en esta nueva modalidad, entre ellos docentes de los niveles que componen la educación obligatoria. Parte de la actual política implementada por el Poder Ejecutivo —y coordinada con la acción legislativa del partido mayoritario y sus aliados en el Congreso de la Unión— se orienta al recorte presupuestal y tiende a disminuir la capacidad de respuesta del Estado ante los desafíos de la sociedad mexicana. En consecuencia, estos espacios públicos se asfixiaron y se aniquilaron las experiencias en construcción.