Por Francisco Blancarte Jaber
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Existe un consenso dentro de la literatura neurocientífica según el cual la adicción puede entenderse mejor como una enfermedad crónica del cerebro, consecuencia del consumo prolongado de drogas que se traduce en la pérdida de control que caracteriza el consumo habitual de la mayoría de las personas adictas. Esta disciplina de la neurociencia intenta descubrir la raíz del problema de autocontrol frecuentemente asociado con el comportamiento adictivo. Es decir, intenta explicar por qué los individuos que sufren de un trastorno de adicción se comportan como si estuvieran “esclavizados a la sustancia que están consumiendo”. Cabe notar que existe la perspectiva que critica a este paradigma de la “adicción como enfermedad del cerebro” como neurorreduccionista. Debido a esto, se han realizado algunos intentos para incluir un contexto social, un componente genético y la comorbilidad con otros trastornos mentales y conductuales en la conceptualización del paradigma; todo esto con la óptica de entender la adicción dentro de un marco más “biopsicosocial” de lo que es la enfermedad.