Ciudad de México /
La paradoja del desencuentro urbano, la contradicción entre el aglutinar y el disgregar, no se realiza simplemente por el ensimismamiento individual. En su lugar, el orden de las distancias, la estructura predominante de las cercanías y las lejanías, la forma en la que en la ciudad se instauran geografías de la proximidad y el aislamiento, está dada por la retraducción en el espacio urbano, aunque de una forma no lineal sino “siempre de manera más o menos turbia”, de las brechas de poder y recursos que apartan socialmente a los distintos colectivos sociales.