Ciudad de México /
Por: Juan Antonio Del Monte Madrigal
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
A la historia de cómo una línea divisoria ha devenido en un muro rígido —que poco a poco damos por sentado según la demografía de la ciudad se va ampliando— hay que añadirle, por supuesto, los procesos y acontecimientos históricos de amplia influencia cuyas repercusiones se han sentido con mayor peso en las urbes más desaventajadas de la geometría política y económica entre México y Estados Unidos: las del sur de la frontera. El último gran giro de tuerca que solidificó de manera cualitativamente distinta el paso fronterizo, se dio tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.