Por: Eduardo Santana C.
Ilustración: Adrián Pérez, cortesía de Nexos
Está claro que la vida en este planeta nunca ha sido estática. Desde el inicio del pensamiento científico nuestro conocimiento no ha dejado de aumentar, nuestra ética, moral, filosofía y leyes las hemos cambiado constantemente, todas las religiones han modificado sus creencias originales, el cambio climático siempre ha ocurrido (pero anteriormente no fue causado por los humanos), y especies se extinguen y otras nuevas surgen. Debe ser claro entonces que, en este sistema planetario de relaciones ecológicas, sociales, económicas y políticas interdependientes, las soluciones simplistas implementadas aisladamente en un solo país o dirigidas a un solo grupo étnico, como lo son las políticas racistas y fascistas causantes de sufrimiento y violatorias de los derechos humanos, serán fútiles porque, además de ser injustas están condenadas a fracasar.