Por Armando Páez
Ilustración: Víctor Solís
Así como el shock petrolero de 1973 mostró la vulnerabilidad de las economías y las ciudades del mundo desarrollado por su alta dependencia de los hidrocarburos, el desabasto por el combate al huachicol expone la nuestra. El colapso experimentado en los estados del centro y occidente del país y en algunos sectores de la Ciudad de México debido a la falta de gasolina demuestra que el “pluralismo energético” de la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas se convirtió en letra muerta. Más aún, lleva a cuestionar si son adecuadas las políticas urbanas relacionadas con la transición energética, ya que se pone en evidencia que las ciudades mexicanas son altamente dependientes de los derivados del petróleo y, si extendemos el análisis, del gas natural.