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Thomas Piketty: "Europa elige el camino equivocado"

La crisis de la eurozona refleja un gobierno profundamente defectuoso

Les Jardins de Paul Ha es una panadería que se transformó en deli, y se encuentra a cinco minutos a pie de la oficina del hombre al que los medios se refieren como “el economista superestrella”. Así que aquí estamos en una trastienda desierta comiendo nuestra comida de los contenedores de plástico en charolas azul oscuro, un póster descolorido y descarapelado de una playa en las Seychelles está en la pared a un lado de nosotros.

Con su afirmación de que por naturaleza el capitalismo empeora la desigualdad, El Capital en el Siglo XXI, que se publicó por primera vez en francés en 2013 y ocho meses después en inglés) provocó un furor trasatlántico que enfrentó a los defensores de la intervención del Estado contra los creyentes del libre mercado.

“Con mucha frecuencia, los economistas construyen modelos matemáticos muy complejos para verse científicos e impresionar a la gente. No tengo nada en contra de las matemáticas -soy matemático- pero ocultan una escasez de ideas. Lo que me satisface es que este libro llega a la gente “normal”, un público mucho más amplio. Mi madre es un ejemplo”, dice, y agrega que ella rara vez lee grandes libros académicos y, sin embargo, entendió todo el suyo.

Cuando pregunto si su entorno familiar con inclinación a la izquierda tuvo algo que ver con su interés inicial en la desigualdad, rechaza la relación. No se hablaba de política en casa, dice.

PIketty explica que su interés por la desigualdad se cristalizó después de la caída del Muro de Berlín y de la primera guerra del Golfo. Recuerda que visitó Moscú en 1991 y le sorprendieron las filas frente a las tiendas. Regresó vacunado contra el comunismo -creo en el capitalismo, en la propiedad privada, en el mercado- pero también con una pregunta crítica en su obra: “¿Cómo esas personas tuvieron tanto miedo de la desigualdad y el capitalismo en los siglos XIX y XX, y crearon tal monstruosidad? ¿Cómo podemos enfrentar la desigualdad sin repetir este desastre?”.

Si bien Piketty admite que el impuesto global a la riqueza que recomienda es un sueño “utópico”, también dice que una tasa de impuesto confiscatorio de más de 80% sobre los ingresos que superen el millón de dólares funcionaría. De hecho, continúa, existía esa tasa hace cinco décadas, antes de la presidencia de Ronald Reagan, y frenaría los exuberantes sueldos de los ejecutivos sin dañar la productividad. “No mató al capitalismo estadounidense en esa época, la productividad creció más rápido durante ese tiempo”, señala. “Esta idea, de que nadie aceptaría trabajar duro por menos de 10 millones de dólares al año...está bien pagar a alguien 10, 20 veces el promedio del sueldo de un trabajador pero, ¿ tenemos que pagarles 100 o 200 veces para hacer que sus traseros se pongan a trabajar?”

Así que, ¿aplaudió a François Hollande cuando el presidente socialista introdujo un impuesto de 75% sobre los ingresos que superan un millón de euros? “Estaba presumiendo”, dice Piketty, mientras mordisquea unas migajas de baguette. “En primer lugar, porque no hay muchas personas que ganen esa cantidad de dinero en Francia. Y porque Francia es un país más pequeño que Estados Unidos. Las sedes pueden mudarse fácilmente a Amsterdam. Tienes que ser cuidadoso”.

Clavamos los tenedores de plástico en nuestra piña, ya cortada en pequeños cubos, y resultan ser la cumbre culinaria de este almuerzo, maduras y tranquilizantes. Hollande es “un caso perdido”, dice Piketty, quien en enero rechazó el premio de la Légion d’Honneur porque, dijo entonces, el Estado “no tiene derecho a decidir quién es honorable”. El presidente francés no cumplió su promesa de campaña de cambiar la postura de austeridad que se mantiene en Europa, continúa. Esto lo hace tan responsable como la canciller alemana, Angela Merkel, de los problemas de la eurozona.

“Sustituímos a Merkozy con Mercollande”, dice con desprecio. “Europa elige el camino equivocado, el camino de la penitencia eterna...será una catástrofe obligar a Grecia salir de la zona euro”.

Es irónico, dice, a Grecia que está llena de deudas le imponen la austeridad dos países, Alemania y Francia, que se beneficiaron de las cancelaciones de deuda después de la segunda guerra mundial: una medida que permitió 30 años de crecimiento en el continente. “Hay una especie de amnesia colectiva”, dice, y se anima más. “Es esta cancelación la que les permitió invertir en educación, innovación y en infraestructura pública. Y ahora, esos mismos países le dicen a Grecia que tendrá que pagar 4 por ciento de su PIB durante 30 años. ¿Quién puede creer esto?”. El papel del FMI en las negociaciones de Grecia es una “catástrofe”, suspira.

La crisis de la eurozona, según Piketty, refleja un gobierno profundamente defectuoso, donde sólo dos líderes deciden quién solicita “una revisión democrática de las instituciones europeas... porque no podemos organizarnos políticamente es que estamos en serios problemas”, dice. “Desde un punto de vista macroeconómico, Grecia es insignificante”.

La zona euro sigue el ejemplo del Reino Unido que pasó el siglo XIX pagando la enorme deuda que heredó de las guerras napoleónicas con superávits de presupuesto. Funcionó, pero le tomó 100 años, durante los cuales el Reino Unido descuidó su sistema educativo. Dice que espera que el Reino Unido se mantenga dentro de la Unión Europea, y que no opte por “convertirse en un paraíso fiscal con un gran centro financiero”. Sin embargo, advierte que Londres tiene que darse cuenta que Europa “no es sobre beneficiarse por la libre circulación de bienes de tus vecinos mientras desvías su base fiscal”.

“Hubiera preferido que Tony Blair se uniera a la euro zona en lugar de enviar tropas a Irak, pero entiendo por qué la eurozona no es atractiva estos días”, dice Piketty.

Antes de salir, le pregunto a Piketty sí firmaría su autógrafo en la cuenta. No es una estrella de rock, por supuesto, y acepta alegremente. “Soy muy joven”, dice, mientras salimos al sol. “Tengo más libros que escribir”.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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