Angela Merkel, canciller federal en Alemania, advirtió que el Brexit (la decisión del Reino Unido de salirse de Europa) representa una “profunda ruptura” en la historia de la Unión Europea (UE). La declaración la hizo durante su gira relámpago por Europa, que tiene el objetivo de buscar el evasivo consenso sobre el futuro del bloque tras el Brexit.
Merkel, quien programó reuniones con 15 líderes de la UE en cinco países, trata de encontrar un terreno común entre los estados miembros, pues desde el voto del Reino Unido por el Brexit, estallaron en desacuerdos. Lo debe lograr antes de una cumbre crucial en Bratislava, el 16 de septiembre, para discutir la futura dirección de la unión.
"El Brexit no es un evento cualquiera. Es una ruptura profunda en la historia de la integración de la Unión Europea, y por lo tanto es importante encontrar una respuesta cuidadosa”, dijo Merkel en Varsovia. “Tenemos que enfrentar las consecuencias (del Brexit) y considerar el futuro de la Unión Europea. Los ciudadanos solamente aceptarán la Unión Europea si esto logra que puedan prosperar”.
La política con más influencia de Europa se reunió en Varsovia con los líderes de Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa, antes de volar a Berlín para una reunión con los países del norte: Dinamarca, Finlandia, Suecia y los Países Bajos.
Al día siguiente se reunió con los líderes de Austria, Bulgaria, Croacia y Eslovenia, con lo que coronó seis días de diplomacia que comenzaron con una cumbre en una isla del Mediterráneo con Matteo Renzi de Italia y François Hollande de Francia, y viajes a Estonia y la República Checa.
Es “importante escucharnos unos a otros en diferentes formatos”, dijo Merkel a sus contrapartes en Varsovia. “La cumbre de Bratislava no será el final, sino el comienzo”.
Su deseo de reunirse con los líderes de Europa oriental es parte de un esfuerzo para abordar las preocupaciones que tienen algunos países de que los miembros establecidos de Europa occidental los podrían excluir de la planeación posterior al Brexit.
Al mismo tiempo, Alexis Tsipras, el primer ministro griego, instó a una reunión de los países del sur de Europa en un intento de formar consenso entre ellos antes de la cumbre.
La reunión de Bratislava, la cual será el primer encuentro entre los 27 países miembros que quedarán en el bloque después de que salga el Reino Unido, tiene un gran peso, es una prueba importante para la unidad de la UE.
Desde el voto de Gran Bretaña en junio por salir de la unión, la ola de condenas que llegan a Bruselas por parte de muchos líderes al este de la UE puso en descubierto la profundidad de las divisiones entre los países, que ya se habían notado por primera vez durante el debate acerca de cuál es la mejor manera de manejar la crisis de migrantes en el continente.
Mientras que los miembros más antiguos, como Francia e Italia, instaron a la UE a seguir adelante con los esfuerzos de integración tras el voto por el Brexit, muchos miembros más nuevos en el este, como Polonia y Hungría, buscan culpar a Bruselas por el resultado del referéndum, e instaron a los federalistas del bloque a abandonar sus planes y delegar más poder a las capitales nacionales.
“Tenemos que aprender las lecciones de lo que ocurrió en Reino Unido”, dijo Beata Szydlo, primera ministra polaca, mientras estuvo con Merkel. “Tenemos que hacer los cambios necesarios que exigen los europeos para que la Unión Europea pueda funcionar mejor”.
Szydlo, cuyo gobierno de derecha en Varsovia es uno de los críticos más expresivos de la Comisión Europea; de la forma como su presidente, Jean-Claude Juncker, maneja la crisis de migrantes, y de su enfoque al referéndum del Reino Unido, advirtió que si la UE se mantiene en lo normal, “tentará a otros países” a salir del bloque.
“Las expectativas para Bratislava son altas, pero hay grandes diferencias de opinión”, dijo Robert Fico, el primer ministro eslovaco, quien será el anfitrión de la cumbre como el titular de la presidencia rotativa de la UE.