Un crecimiento más lento de los salarios y de las remesas, una menor confianza del consumidor, mayores tasas de interés reales y un gasto de gobierno recortado componen el difícil panorama que le espera a México el siguiente año, advirtió Carlos Capistrán, economista en jefe para México de Bank of America Merrill Lynch (BofA).
El escenario descrito, explicó el especialista, provocará que, aunque durante 2016 el consumo privado crezca más que la economía nacional, éste muestre una desaceleración, dado que bajará a 3.1 por ciento, desde el 3.5 por ciento con el que, estima, terminará 2015.
La previsión es muy similar con las que ofrecen BBVA Bancomer y otros grupos financieros de consumo y el Producto Interno Bruto a 2.5.
“Apuntamos a que el crecimiento del consumo se moderará, no que el consumo se contraerá. Prevemos que el desempleo decline, que la creación formal de empleos continúe, pero a tasas más moderadas, y que las ventas de automóviles sigan crecido, aunque no tanto como en 2015”, dijo Capistrán.
Afirmó que a lo largo del año el consumo ha sido fuerte, dado que creció 5 por ciento durante el primer trimestre y 4 por ciento en el segundo, tasas buenas si se toma en cuenta que el año pasado creció 1.8 por ciento; además, el promedio desde 1993 es de 3.1 por ciento y el de la economía es de apenas 2.5 por ciento.
El consumo, dijo Capistrán, ha sido impulsado por la creación de empleos, mayores salarios reales debido a la inflación, un alza de las remesas tras la depreciación del peso y por un mayor gasto de gobierno como efecto de las elecciones intermedias.
Sin embargo, advirtió que la aceleración en el consumo es un “espejismo”, pues solo ciertos sectores impulsan el dinamismo; un ejemplo es la venta de autos, que ha crecido 20 por ciento, o la de las tiendas departamentales, con 6 por ciento.
Otro rubro con fuertes incrementos es el consumo de bienes importados; sin embargo, su dinamismo no es sostenible, dada la fuerte depreciación de 14 por ciento que acumula el peso frente al dólar en lo que va del año. Según Capistrán, los consumidores apenas inician el proceso de cambio a bienes locales.
Agregó que hay indicios de que algunos determinantes del consumo se debilitan o lo harán pronto, como los salarios reales, que se mantendrán limitados en 2016, cuando la inflación se acelera por encima de 3 por ciento, o bien las remesas, que continuarán avanzando, pero a menor ritmo.
En tanto, la confianza del consumidor tampoco será un factor que ayude, dado que se mantendrá débil. Los hogares se mantienen inseguros sobre las condiciones de la economía en los próximos 12 meses, señal de que no anticipan un aumento en el ingreso futuro esperado, que es un importante determinante del consumo, dijo el economista de BofA.
Otro par de factores negativos contra el consumo del país son las tasas de interés reales —dado que la Fed prevé que el Banco de México las aumente en 75 puntos base el próximo año— y el gasto público, toda vez que se anticipa que entre el segundo semestre de este año y el primero del siguiente, el gobierno lo recorte en aproximadamente 2 por ciento del producto interno bruto.
Prevén recesión en EU
La situación en EU tampoco ayudará mucho, revela la consultora The Economist Intelligence Unit (EIU).
En el mediano plazo, afirmó la EIU, el aumento de tasas reducirá la demanda doméstica en EU, debido a que la Fed utilizará dicho mecanismo para controlar la inflación. Este será el fin del ciclo de expansión del principal socio de México, y entrará en recesión.
La Secretaría de Hacienda y el Banco de México ven en la recuperación de EU uno de los principales factores al alza para la economía mexicana.
Asimismo, el Banxico ha reconocido el alto grado de sincronía económica entre México y EU. Pero EU se encuentra más cerca de su próximo declive económico (el anterior ocurrió en 2008) y su recuperación se ha prolongado más de seis años, un periodo mayor que el promedio de las mejorías posteriores a las últimas 11 recesiones que ha registrado desde la posguerra, señaló Joseph Lake, economista global de la EUI en una presentación.
Este periodo de recuperación se caracteriza por el débil aumento en los salarios en ese país, además de una producción industrial inferior a las expectativas, lo que ocasionó que las manufacturas mexicanas también mantuvieran un crecimiento moderado.
La EUI descartó que la próxima recesión en EU sea de la misma magnitud que la crisis mundial de 2008, y admitió que 2019 es solo un estimado, ya que existen choques a la economía que podrían adelantar o retrasar dicha fecha.
Lake indicó que la economía estadunidense bajó su ritmo en el tercer trimestre del año, pero mantiene signos de fortalecimiento. Si bien la actividad económica de EU bajó de 3.9 por ciento en el segundo trimestre a 1.5 por ciento en el tercero, fundamentos como el mercado laboral y de bienes raíces, precios bajos de los energéticos y el consumo privado se mantienen sólidos.
De esa forma, la EUI pronostica que 2016 será un año de mayor crecimiento para EU, en línea con la expectativa de las autoridades mexicanas; sin embargo, advirtieron de una posible desaceleración antes de que termine la década.
Emergentes, a salvo
A pesar de la caída en los precios de las materias primas, como el petróleo, el aumento en la tasa de la Fed, el declive económico de China y un entorno de volatilidad y menor crecimiento global, la EIU indicó que existe una baja probabilidad —menos de 20 por ciento— que se desate una crisis en economías emergentes, como México.
Lake indicó que las naciones emergentes tienen un mayor respaldo de reservas internacionales, tipo de cambio flexible que absorben choques externos y mayor autonomía en bancos centrales.
En el caso de México, el Banxico ha logrado estabilizar la volatilidad del tipo de cambio, con el uso de las reservas internacionales y la subasta diaria de 200 millones de dólares —y de 200 millones adicionales en caso de una fluctuación en el tipo de cambio de más de 1 por ciento.
Asimismo, México cuenta con una línea de crédito del Fondo Monetario Internacional de 70 mil millones de dólares, y la autonomía del Banxico ha permitido que la inflación de mantenga en niveles históricamente bajos, cercanos a 2.5 por ciento.
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