Negocios

Trump puede convertir a sus amigos en enemigos

En una época de conflictos entre grandes potencias, EU necesita aliados sólidos que le ayuden a reindustrializarse; sin embargo, por cada paso adelante en los acuerdos, la Casa Blanca retrocede dos

Parece que en estos días Estados Unidos no tiene amigos, solo frenemies (amigos-enemigos). Esto no es un reflejo de lo que ocurre en el resto del mundo, sino lo que ocurre con la administración de Donald Trump.

En la era actual de conflicto entre grandes potencias, EU necesita aliados sólidos que le ayuden a reindustrializarse y contrarrestar tanto la influencia económica y política de China como la creciente agresividad de Rusia en Europa, ambas cosas se expusieron recientemente. Pero por cada paso adelante, la Casa Blanca del gobierno actual retrocede dos.

Pensemos en la reciente “alianza” de inversión entre EU y Japón, en la que uno de los más grandes aliados de Estados Unidos en Asia tendrá que aceptar aranceles de 15 por ciento a cambio del privilegio de invertir 550 mil millones de dólares en la economía estadunidense. Incluso después de recuperar su inversión, solo obtendrá 10 por ciento de las ganancias finales. Luego se produjeron las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EU en una fábrica de Hyundai en Georgia, que se dieron tan solo dos semanas después de que ejecutivos surcoreanos se reunieron con sus homólogos estadunidenses en Washington para celebrar las contribuciones de su país a la revitalización industrial de EU.

Mientras, Trump anunció que India —que se suponía sería la principal barrera asiática de Estados Unidos ante la desvinculación china— se “perdió” ante “la China más profunda y oscura”. El presidente estadunidense instó a Europa a imponer aranceles de ciento por ciento a ambos países, que siguen comprando petróleo ruso.

Estuve en Europa, en Finlandia, justo cuando se sucedían estas noticias. Dado que Estados Unidos está adoptando un enfoque similar a la doctrina Monroe, que no busca proteger al mundo, sino solo al hemisferio occidental, y en particular al territorio estadunidense, Finlandia es un aliado importante. Se encuentra en la frontera con Rusia y es crucial para la seguridad del Ártico, dada su fuerte presencia marítima en lo que se está convirtiendo en un frente de defensa clave para EU.

China y Rusia transportan más recursos naturales a través de la Ruta del Mar del Norte, que discurre cerca de las fronteras con Canadá y EU. También están militarizando la región, que constituye una de las mayores fuentes restantes no solo de gas natural y petróleo, sino también de los minerales de tierras raras necesarios tanto para la defensa como para la transición ecológica.

El presidente finlandés, Alexander Stubb, y Trump son amigos, (Stubb es un golfista con gran experiencia política que ha pasado tiempo en Florida, un estado republicano), y Stubb se convirtió en un nexo entre Europa y EU. Uno de los acuerdos de friendshoring (la deslocalización de la producción o de las cadenas de suministro a países aliados o amigos) más interesantes de los últimos años es entre EU, Canadá y Finlandia para la construcción de buques rompehielos.

Finlandia y Canadá ya están avanzando: hace dos semanas comenzaron la construcción de sus primeros barcos conjuntos para la Guardia Costera canadiense, que se fabricarán en el Astillero de Helsinki. Sin embargo, aunque se hicieron grandes promesas entre empresas estadunidenses y socios canadienses y finlandeses, y Trump hizo un llamado para que los nuevos rompehielos estén en el agua “en un plazo de 36 meses”, todavía no se firma ningún contrato.

Esto es algo que la administración debe solucionar cuanto antes, sobre todo al tener en cuenta que la semana pasada, Davie, el propietario canadiense del Astillero Helsinki, se comprometió a invertir mil millones de dólares en una nueva instalación para rompehielos en Texas una vez firmado el contrato. Esto sigue a un anuncio de colaboración independiente en julio por parte de Bollinger, un constructor naval estadunidense que trabaja con las empresas finlandesas Aker Arctic y Rauma, y la canadiense Seaspan.

Con el derribo de drones rusos sobre Polonia y el ataque israelí a Qatar, en apariencia sin la aprobación de Estados Unidos, uno puede pensar que la Casa Blanca está, al menos, enfocada en impulsar un pequeño acuerdo crucial para la historia del hemisferio occidental, así como para la seguridad más amplia de la cadena de suministro militar y comercial. Los buques rompehielos fueron posicionados tanto por la administración Biden como la de Trump, como el primer paso en unas alianzas más amplias de construcción naval estadunidense con Europa y Asia para contrarrestar el dominio de China en la logística marítima.

Pero incluso mientras Trump alaba los barcos, degradó la oficina marítima de la Casa Blanca del Consejo de Seguridad Nacional a la Oficina de Administración y Presupuesto y se distanció del gobierno canadiense con una guerra comercial innecesaria. Así no se hace una política industrial inteligente.

La reindustrialización y la seguridad del hemisferio occidental requieren que la mano derecha sepa lo qué hace la izquierda, y ese es un problema dentro de esta Casa Blanca. También requieren amigos, no frenemies. EU y Europa se necesitan mutuamente para crear resiliencia ante una cooperación más estrecha entre China y Rusia.

Pero si bien fue positivo que Trump condenara la agresión rusa en Polonia la semana pasada (él y Putin son los frenemies originales), todavía no soy optimista sobre una cooperación más profunda entre EU y la Unión Europea. Es un gran riesgo para el bloque entrar en una guerra comercial a gran escala con China e India solo porque Trump, el presidente más poco fiable de la historia de Estados Unidos, lo exige como precio por la ayuda con Ucrania. Los europeos ya están sorprendidos de las nuevas amenazas arancelarias de Trump contra los países que “discriminan” a las compañías estadunidenses de tecnología.

Tal vez lo más importante, como me explicó un funcionario finlandés la semana pasada, es que “el friendshoring de empresas requiere una profunda confianza de los participantes”. El problema es que Donald Trump no confía realmente. Su enfoque, tanto político como económico, es transaccional y cortoplacista. Esa es una mala manera de hacer tratos tanto con amigos como con enemigos.



Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

Más notas en: https://www.ft.com