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Trump preparó el terreno para una nueva crisis financiera

El respaldo bipartidista de la administración a las operaciones con criptomonedas perjudicará la economía estadunidense y alimentará más el populismo político y la inquietud

La semana pasada mi corazón se encogió cuando leí que JP Morgan Chase  estaba considerando la posibilidad de otorgar préstamos con garantía sobre las criptomonedas de sus clientes, a pesar de que todos sabíamos que llegaría el día en que estos activos se abrirían paso a la economía real.

Desde 2020, el bitcóin ha sido casi cuatro veces más volátil que los principales índices. También se le ha vinculado al financiamiento del terrorismo, y sigo sin leer algo que me haga pensar que es algo más que una herramienta para especuladores y delincuentes. Pero eso poco importa cuando los mayores donantes políticos están detrás.

En los últimos años, los comités de acción política de criptomonedas han gastado decenas de millones de dólares en donaciones no solo a políticos republicanos, sino también a muchos demócratas. Este esfuerzo culminó hace un par de semanas con la aprobación de la Ley Genius. Se espera que la legislación que abarca otros criptoactivos se publique a finales de este año. Predigo que todo esto no solo va a provocar la próxima crisis financiera, sino que también alimentará aún más el populismo político y la inquietud en EU.

Todo esto recuerda al año 2000, cuando los defensores de los derivados extrabursátiles (no negociados en mercados organizados) acudieron a Washington pidiendo una “regulación” adecuada para regalar al mundo “innovación financiera”. Lo que obtuvimos fue un aumento de siete veces en los swaps de incumplimiento crediticio mal regulados, que culminó en la gran crisis financiera de 2008.

Consideremos que el secretario del Tesoro de EU, Scott Bessent, espera que el mercado de las stablecoins se duplicará en los próximos años, pasando de una industria de casi 200 mil millones de dólares a una de 2 billones, una industria que estará integrada en todo, desde la suscripción de préstamos hasta los mercados de bonos del Tesoro.

Como me dijo la semana pasada la demócrata Elizabeth Warren, miembro de mayor rango de la comisión bancaria del Senado: “Esta película ya la vimos”, con grupos de cabildeo que “dicen: ‘Por favor, nos tienen que regular' porque quieren la garantía gubernamental de que son una inversión ‘segura’”, y políticos que ofrezcan apoyo bipartidista a la desregulación.

De hecho, se puede trazar una línea clara desde la desregulación de los derivados en 2000, y la desregulación más amplia de la era Clinton que erosionó las barreras entre las operaciones bursátiles y los préstamos, hasta el debilitamiento de la regulación Dodd-Frank para los bancos regionales en 2018 (que contribuyó a la crisis bancaria de 2023), y ahora, la Ley Genius. Todo fue bipartidista.

Warren, quien llegó al poder gracias a votantes que se sintieron traicionados por políticos tradicionales de ambos partidos, libró una campaña infructuosa para convencer a los demócratas de que no fueran en la corriente del apoyo republicano a la Ley Genius.

El dinero manda y los grupos de cabildeo de las criptomonedas ya demostraron un enorme poder al gastar 40 millones de dólares para derrotar a críticos como Sherrod Brown, de Ohio, ex presidente del Comité Bancario del Senado. Si bien casi dos tercios de los demócratas votaron contra la Ley Genius, los defensores —incluidos influyentes senadores demócratas como Mark Warner, de Virginia, y Kirsten Gillibrand, de Nueva York— fueron suficientes para aprobar la legislación.

Esto me preocupa por cuatro razones. Primero, la Ley Genius (al igual que la Ley de Modernización de Futuros de Materias Primas de 2000) se promociona como una forma de hacer que las criptomonedas sean más seguras, con stablecoins respaldadas por dólares estadunidenses.

Pero eso no hace que una clase de activo que es volátil, en términos generales, sea menos volátil. De hecho, solo podría agravar la volatilidad del mercado en general. Los defensores hablan de criptomonedas como el bitcoin como una cobertura contra los mercados tradicionales, pero, de hecho, el bitcoin es una inversión de “beta alta”, lo que significa que está altamente correlacionada con el mercado de valores. Esto significa que tanto las ganancias como las pérdidas con respecto al S&P se amplifican. Cualquier beta superior a uno indica una mayor volatilidad que la del mercado. En un informe reciente de Fidelity se concluyó que una rolling beta (o beta móvil) de 3 años de bitcoin con respecto al S&P era de 2.6.

Segundo, no puedo imaginar un peor momento para la “innovación” financiera que cuando los mercados, la economía y la política monetaria son tan inciertos.

Pensemos en lo que podría suceder si, en los próximos meses o años, la Fed tiene que subir las tasas de interés de una manera más marcada debido a la inflación. Los mercados se desplomarían, como siempre ocurre cuando suben las tasas. Las criptomonedas caerían aún más y más rápido. Las instituciones financieras (incluido cualquier número de bancos paralelos) que tienen criptomonedas en sus balances podrían verse en problemas, lo que provocará que se congelaran los mercados crediticios.

Tercero, los defensores de esta ley dicen que respaldará al dólar y al mercado de bonos del Tesoro, pero es fácil imaginar una huida hacia la seguridad en la que empresas de criptomonedas, por ejemplo, Tether (que tiene más participaciones en bonos del Tesoro estadunidense que Alemania) tengan que vender los bonos del Tesoro en un mercado bajista para cubrir los reembolsos.

Entonces, se producirá una liquidación, mayores costos de financiamiento y otra situación desastrosa en la que el ciudadano común se ve presionado a rescatar a los especuladores.

Pero esta vez, esto ocurre después de más de dos décadas de creciente cinismo con la política.

Cuarto, la desregulación financiera de finales de la década de 1990, bajo la administración Clinton, sentó las bases tanto para 2008 como para la pérdida del apoyo de los trabajadores a los demócratas. Esto, a su vez, sentó las bases para el ascenso de Trump.

Trump preparó el terreno para la próxima crisis financiera al respaldar (y, por supuesto, operar). ¿Qué sucede cuando se produce un caos financiero y un mayor cinismo de los votantes sobre la política convencional en un momento en que el gobierno tiene menos interés o capacidad para amortiguar una recesión? Sin monedas y nada estable.



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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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