A pesar de invertir miles de millones de dólares en vehículos eléctricos, una gran parte de la industria automotriz tradicional se está adaptando con rapidez —y con alegría— a una nueva realidad de una mayor vida útil del motor de combustión interna.
El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, califica el cambio como “una oportunidad multimillonaria”, mientras que su rival General Motors hace una apuesta de 900 millones de dólares por el futuro de un motor V8 más limpio que pueda utilizarse en camionetas y vehículos utilitarios deportivos (SUV) de gasolina e híbridos.
Sin embargo, los analistas advierten que este cambio conlleva grandes riesgos, al tener en cuenta el rápido ascenso de China en el sector de los vehículos eléctricos.
El reenfoque en vehículos de gasolina e híbridos, ambos con motores de combustión interna, se produce luego de una desaceleración prevista en la demanda de autos eléctricos en Estados Unidos, tras la cancelación por parte del presidente Donald Trump a los créditos fiscales para la compra de unidades eléctricas y su propuesta de revocar las normas sobre emisiones de gases de efecto invernadero.
“Es un punto de inflexión”, dijo Farley el mes pasado al momento en que expiraron los créditos fiscales para vehículos eléctricos, y añadió que “no le sorprendería” que las ventas de este tipo de coches en Estados Unidos cayeran de 10 a 5 por ciento del mercado.
Ford y General Motors no son los únicos. Stellantis también resucitó el motor Hemi V8 en las camionetas pick-up ligeras de RAM y en un Dodge Charger con motor de gasolina.
El grupo nipón Honda redujo su gasto futuro en vehículos eléctricos y pospuso dos años una inversión de 11 mil millones de dólares en una planta de autos electrificados y de baterías en Canadá, mientras que la surcoreana Hyundai anunció sus planes para una nueva camioneta pick-up mediana en Estados Unidos.
Incluso en Europa y Reino Unido, donde las ventas de vehículos eléctricos aumentaron este año hasta representar 20 por ciento de los nuevos registros en agosto, según la asociación de la industria Acea, puede producirse un cambio de rumbo. Bruselas y la industria automotriz se encuentran en pleno “diálogo estratégico”, ya que los ejecutivos europeos del sector hacen un llamado para que se flexibilice la prohibición de los motores de gasolina para 2035 y se permitan otras tecnologías, como los híbridos.
Solo China siguió avanzando con fuerza en su transición ecológica con vehículos eléctricos, que se espera este año lleguen a superar por primera vez en ventas anuales a los coches de gasolina.
El momento ideal
Para una industria presionada por los mayores costos de la guerra de aranceles de Trump y la feroz competencia que representan los asequibles vehículos eléctricos chinos, la mayor vida útil de los motores de gasolina en su mercado más lucrativo no pudo llegar en mejor momento.
“La cola de los motores de combustión interna es ahora más ancha y larga de lo que nadie hubiera imaginado”, dijo el director financiero de GM, Paul Jacobson, en una conferencia reciente, incluso mientras la compañía seguía invirtiendo en nuevos vehículos eléctricos. “Eso va a ser un motor de flujo de efectivo mucho más grande”.
La importante pérdida de participación de mercado en China por parte de las marcas extranjeras también deja a la industria con pocas opciones más que buscar más ventas en EU.
“El peligro es que, en el largo plazo, esto se convierta en el reto de la obsolescencia”, dijo Mark Wakefield, responsable global del mercado automotriz de AlixPartners. “En 10 años pueden despertar y convertirse en empresas muy regionales, relevantes solo en EU, lo que limitará de manera considerable su potencial a largo plazo”.
A pesar de la reciente caída de los precios de las baterías, los vehículos eléctricos son menos rentables que sus contrapartes de gasolina, con márgenes aún más grandes para las camionetas y las SUV de gran tamaño. El año pasado, Ford registró una pérdida operativa de 5 mil millones de dólares en su negocio de autos eléctricos, pero obtuvo 5 mil 300 millones de su división de motores de combustión interna.
AlixPartners redujo casi a la mitad su pronóstico para vehículos eléctricos en Estados Unidos y ahora espera que los vehículos totalmente eléctricos representen 7 por ciento de las ventas de coches en 2026, con los de gasolina representando 68 por ciento y los híbridos 22 por ciento.
Incluso en 2030 se espera que los vehículos eléctricos solo representen 18 por ciento en Estados Unidos, una cifra muy inferior al 40 por ciento de Europa y 51 por ciento de China.
Cambio regulatorio
Entre los pocos perjudicados por el cambio en el entorno regulatorio estadunidense se encuentran especialistas en vehículos eléctricos como Tesla, que la semana pasada advirtió que los movimientos en las normas sobre emisiones “privarán a los consumidores de opciones y amplios beneficios económicos” y “tendrán efectos negativos en la salud humana”.
Otro perjudicado es el fabricante alemán de coches deportivos Porsche, que advirtió un impacto de mil 800 millones de euros en su utilidad operativa anual como resultado del costo de ampliar su gama de gasolina e híbridos luego del fracaso de su radical cambio hacia los vehículos eléctricos.
“La desaparición de un motor de combustión interna no ocurrirá en nuestra vida”, dijo Joseph McCabe, presidente de AutoForecast Solutions.
Entre los analistas que afirman que entre los más reivindicados se encuentran BMW y Toyota con su enfoque de “múltiples vías” hacia la neutralidad de carbono. El director ejecutivo de BMW, Oliver Zipse, declaró que el grupo automotriz siempre siguió una “estrategia flexible” y que ignorar la continua demanda de vehículos de gasolina fue un “error”.
A pesar de una factura anual de aranceles estimada en 1.4 billones de yenes (9 mil 300 millones de dólares), las fuertes ventas de híbridos en EU impulsaron las ventas globales de Toyota hasta alcanzar un récord en los primeros ocho meses del año, con un aumento de 6.2 por ciento hasta 7.4 millones de unidades. Los híbridos representaron alrededor de 40 por ciento de las ventas y el inventario estadunidense de estos solo alcanzaba para cinco días en mayo, muy por debajo del promedio del sector.
“Para los vehículos con motor de combustión interna, seguimos perfeccionando nuestras tecnologías elementales”, dijo el presidente de Toyota, Koji Sato, en mayo.
La perspectiva desde China, ahora el mercado automotriz más grande del mundo, es radicalmente diferente, y los analistas advierten sobre los peligros de que los grupos automotrices tradicionales, en particular los grupos estadunidenses, desaceleren su apuesta por la electrificación para centrar su atención en los motores de gasolina.
Los grupos chinos impulsaron la inversión en coches eléctricos y ahora dominan la producción de vehículos eléctricos. China produjo 18.6 millones de coches de gasolina el año pasado —de los cuales más de 4 millones se exportaron— en comparación con un punto máximo de 28.1 millones en 2017, de acuerdo con los datos de Automobility.
China representa dos tercios de las ventas mundiales de vehículos eléctricos, en comparación con solo 9 por ciento en Estados Unidos. Pekín también tiene alrededor de 70 por ciento de la participación de mercado mundial de baterías, así como un dominio en el procesamiento de níquel, cobalto y grafito, así como en la producción de cátodos y ánodos.
Si bien los aranceles de ciento por ciento implican que BYD y otros grupos automotrices chinos queden excluidos del mercado estadunidense, llevan a cabo incursiones agresivas en Europa con vehículos eléctricos e híbridos repletos de tecnología avanzada.
“El mercado de vehículos eléctricos no solo está creciendo rápido, sino que su propia naturaleza está cambiando”, dijo Tanya Sinclair, directora ejecutiva de Electric Vehicles UK. “Por eso es decepcionante ver retrasos (en los modelos electrificados)”.
Con información de: Edward White y Sebastien Ash en Shanghái y Fráncfort