Conseguí mi primer trabajo remunerado cuando tenía nueve años, interpretando un pequeño papel en la serie The Bill. Era más divertido que ir a la escuela, así que deseché mi plan de carrera profesional anterior (cantante de ópera o bibliotecaria) y tracé mi camino hacia un premio Oscar. Pero en los años siguientes, la falta de talento hizo que mis sueños se desvanecieran.
Probablemente fue lo mejor, como me recuerda la disputa actual entre el sindicato de actores de Hollywood (SAG-AFTRA) y la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP, por sus siglas en inglés).
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El problema con esa profesión es que mucha gente quiere dedicarse a ella. La Universidad de Cambridge recibe unas seis solicitudes por plaza. Los mejores agentes solo buscan talentos en un número determinado de programas inapelables.
La vida después de la escuela de arte dramático suele implicar muchas audiciones, quizá 15, 20 o incluso 60 para conseguir un solo trabajo. Si antes eso significaba ir de un lado a otro en Londres, Nueva York o Los Ángeles, en la actualidad significa tener un estudio en casa y hacer “autograbaciones”.
Sigue siendo mucho trabajo no remunerado, ya que los agentes de casting tienen tiempo para ver a más actores en esa primera ronda. El sindicato quiere limitar la lectura de guiones a un máximo de 5.5 páginas, mientras que los productores proponen ocho.
Bob Schroeder, agente de Chicago, calcula que solo 15 por ciento de los actores a los que representa viven de la actuación. En este caso se pagan 187 dólares al día, según las tarifas del sindicato de actores.
El trabajo de supervivencia importa porque algunas actuaciones no se pagan en efectivo. La recompensa puede ser la débil esperanza de un futuro trabajo. O tal vez un video de tu actuación (un reel) para conseguir futuros empleos.
Al menos, para los afortunados que consiguen un papel remunerado, la cantidad de dinero debería ser decente: la tarifa mínima en Estados Unidos por un día de trabajo en televisión es de mil 082 dólares. Pero los agentes se llevan una tajada de 10 por ciento.
El análisis de los registros de la base de datos en línea IMDb, realizado por Oliver Williams, un antiguo académico, sugiere que entre 2000 y 2016, de los actores con un crédito de actuación en un año, solo alrededor de una cuarta parte de ellos tuvo otro papel en el siguiente año. Casi 70 por ciento solo tuvo uno.
SAG-AFTRA afirma que las condiciones se deterioraron. En los últimos cinco años, la prima negociable por los agentes para los actores habituales de las series se redujo, dice David Viviano, economista jefe del sindicato. Y ni los honorarios iniciales ni las regalías han seguido el ritmo de la inflación.
Mientras que cuando se retransmite una serie de televisión, los actores vuelven a cobrar 100 por ciento de sus honorarios iniciales, si una serie se traslada a un servicio de streaming solo reciben alrededor de 10 por ciento, añade.
Tal vez la resolución de la huelga produzca alguna mejora. En las conversaciones, los productores ofrecen un aumento de 22 por ciento en los ingresos de las regalías de los principales servicios de streaming, pero rechazan la solicitud de “reparto de ingresos”. También se enfrentan a los derechos de los trabajadores ante la amenaza de la inteligencia artificial.
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