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Experimenta EU nuevo modelo de crecimiento posneoliberal

Opinión. Después del fin de la expansión cuantitativa, la pandemia y la invasión a Ucrania, las cosas han salido bien gracias a los estímulos fiscales, la confianza de los consumidores y el fuerte mercado laboral

Los periodistas pocas veces se enfocan en las buenas noticias, pero es difícil no hacerlo cuando se piensa en la economía de Estados Unidos en estos momentos, sobre todo en relación con Europa. Mientras el continente sigue batallando y Reino Unido en particular se ve acosado por el aumento de los precios al consumidor y la caída de los precios de los activos (el valor de la vivienda ya bajó 13.4 por ciento desde su punto máximo), EU parece bastante optimista.

Pensemos en eso, Estados Unidos disfrutó de un enfriamiento económico casi inmaculado, junto con un mercado laboral todavía fuerte, un crecimiento constante del PIB y precios de los activos que se corrigieron un poco (de forma adecuada), pero que sin duda no se hundieron ni quemaron. Hace dos años, nadie habría esperado una situación de Ricitos de Oro de este tipo.

Entre el fin de la expansión cuantitativa, la pandemia y la invasión a Ucrania, francamente esperaba que a estas alturas nos hubiéramos enfrentado a grandes correcciones de precios de los activos y a la estanflación, pero la transición que la Casa Blanca trata de hacer de un modelo de consumo impulsado por la deuda a otro basado en un mayor equilibrio de la producción y el consumo, así como de los ingresos, en lugar de un crecimiento impulsado por el precio de los activos, parece ir bastante bien.

Entonces, ¿cómo han salido tan bien las cosas? Yo diría que hay tres razones: en primer lugar, el estímulo fiscal; en segundo, la confianza de los consumidores, y en tercero, el mercado de trabajo.

En cuanto al primer punto, el enorme estímulo fiscal posterior a la pandemia es el principal diferencial entre EU y Europa. Entre la ayuda familiar y el despliegue de la emblemática legislación de Joe Biden, como la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips, se produjo un enorme viento de cola para la demanda y el consumo. La inversión en construcción de fabricación aumentó casi el doble en los últimos años, que es la que más contribuyó al crecimiento del PIB desde que se recopilaron datos por primera vez en 1958.

Mientras, disminuyeron los problemas de la cadena de suministro (con la excepción de la vivienda, lean mi columna del lunes sobre ese tema), y los consumidores fueron capaces de salir y gastar el colchón posterior al covid. Un informe reciente de la Reserva Federal de Nueva York señala que este nivel de optimismo de los consumidores es un fenómeno que ocurre “solo en Estados Unidos” vinculado a la gran cantidad de pagos de prestaciones y apoyo a los ingresos que ofreció la administración Biden.

Si bien el gasto se desplomó en la zona euro, Reino Unido y Japón, el colchón que se acumuló y que ahora gastaron los consumidores estadunidenses explica gran parte de la diferencia en las trayectorias de crecimiento de las distintas áreas. En el segundo trimestre de 2023, el gasto de los consumidores en EU aumentó 9 por ciento por encima de su nivel de 2019, y el crecimiento fue 6 por ciento superior al del cuarto trimestre de 2019. En la eurozona fue 3 por ciento mayor, el de Japón fue de 2 por ciento y Reino Unido tuvo un triste 1 por ciento negativo en comparación con 2019.

Si bien todavía puede haber una desaceleración en EU, creo que la evidencia hasta ahora es un buen rechazo a la economía de derrame. La respuesta de crecimiento del estímulo fiscal superó por mucho lo que se vio en el efecto de los recortes de impuestos durante la administración Trump. Sí, en este momento están sucediendo muchas cosas en el panorama mundial y no quiero exagerar el caso, pero sí creo que aquí estamos viendo el comienzo de un nuevo modelo de crecimiento posneoliberal.

La última razón por la que a Estados Unidos le va mejor que a sus pares en este momento es el mercado laboral. Sigue fuerte, a pesar de los aumentos de las tasas de interés; la satisfacción laboral es la más alta en 36 años.

Entonces, mi pregunta, Ed, es: ¿por qué Biden no recibe más crédito por todo esto? ¿Y qué puede hacer, si es que puede hacer algo, para conseguirlo?

Lecturas y recomendaciones

-El 17 de octubre sale a la venta mi libro Homecoming: The Path to Prosperity in a Post Global Worlden edición de bolsillo, que trata más a fondo de lo que está impulsando el nuevo modelo de crecimiento de Estados Unidos.

-Acabo de empezar a escuchar El nuevo pez: la verdad sobre el salmón de piscifactoría, y las consecuencias que ya no podemos ignorar en audiolibro. Si pensabas que el pollo de criadero industrial lo pasaba mal, esto te hará reconsiderar para siempre todo lo que no sea salmón silvestre capturado con caña de pescar.

-Anne Case y Angus Deaton, los académicos que están detrás de la investigación sobre las “muertes por desesperación”, exponen con crudeza por qué un título universitario en EU marca la diferencia entre la vida y una muerte prematura. Esto es muy preocupante y puede hacer que uno se vuelva loco, al tener en cuenta que dos tercios de los puestos de trabajo vacantes en Estados Unidos en realidad no deben requerir un título de cuatro años en cuanto a las habilidades necesarias para realizarlos. Espero que más gobernadores y líderes de Washington sigan el ejemplo de Pensilvania: el gobernador Josh Shapiro firmó una orden por la que se elimina el requisito de una licenciatura para 92 por ciento de los empleos del sector público. Enhorabuena también a las empresas del sector privado, como JP Morgan y Google, que están haciendo lo mismo.

-¿Adivina quién dirige las mejores escuelas K-12 de Estados Unidos? Los militares. Esto no me sorprende, ya que el ejército se basa en la ejecución. Además, estas escuelas están bien financiadas (con el apoyo de un presupuesto del Pentágono que puede asignar mucho más que las escuelas de distrito local de tamaño comparable), son diversas e independientes, lo que significa que pueden ser flexibles y no están sujetas a los mandatos de las juntas escolares nacionales o locales. Lea en New York Times esta interesante lección de lo que sería posible si se reformara la educación en su conjunto.

-En Financial Times, mi colega John Gapper publica un fascinante artículo sobre la búsqueda de frutas diseñadas para resistir el cambio climático. El calentamiento global va a cambiar los sistemas alimentarios, con todo tipo de implicaciones, como las que aborda la fitóloga Molly Jahn en su trabajo con la división de innovación Darpa del Pentágono.

-Y también en Financial Times, John Burn-Murdoch explica por qué los menos afortunados de Estados Unidos viven 20 años menos que sus contrapartes del resto del mundo desarrollado. Siempre existe una brecha entre ricos y pobres, pero su magnitud en EU debe hacernos reflexionar.

Edward Luce responde

Rana, la cuestión de cuánto tardarán los votantes en sentir lo que les dicen las cifras está muy presente en la mente de la Casa Blanca, quizá sea lo más importante. Lo llamé el “boom de la sensación de malestar” de Biden cuando escribí sobre este tema hace un par de meses. El instinto político es decir que el mensaje no es suficientemente bueno. Echar la culpa a la estrategia de comunicación suele ser una pista falsa. Una mejor estrategia de ventas no hará que las tasas hipotecarias bajen de 7.5 por ciento ni reducirá a la mitad el precio de la gasolina. La realidad es que toma tiempo para que los votantes lleguen a normalizar el impacto del incremento de los precios nominales, aunque el crecimiento salarial supere ahora a la inflación. Esperemos que ese retraso venza en los próximos meses.

No hay muchas cosas que Biden pueda hacer para influir de manera directa en el sentimiento económico, pero se me ocurren dos medidas que pueden tomar. En primer lugar, recortar un punto más o menos de la inflación eliminando los aranceles de Donald Trump sobre una serie de importaciones, incluidos el acero y el aluminio. Esto ayudará. En segundo lugar, debe esforzarse al máximo para evitar que la crisis de Israel se extienda a Medio Oriente y provoque un nuevo aumento de los precios del petróleo. Para que quede claro, va a querer luchar contra el fuego geopolítico de todos modos, pero eso también lo protegerá electoralmente. La correlación entre los altos precios del petróleo y los bajos índices de aprobación presidencial es estrecha. La otra estrategia de Biden debe ser insistir en lo que Trump le hará a la economía. La última idea del ex mandatario de imponer un arancel de 10 por ciento a todas las importaciones equivaldrá a un incremento anual de impuestos de 300 mil millones de dólares. Eso será una mala noticia para todos.

Financial Times Limited. Declaimer 2021
Financial Times Limited. Declaimer 2021


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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