La esperanza de que la compañía SpaceX, de Elon Musk, pueda transformar el negocio de lanzamiento espacial sufrió un duro revés el jueves, cuando una explosión destruyó uno de los cohetes sin tripulación Falcon 9 de la empresa y un satélite en la plataforma de lanzamiento en Florida.
El incidente, que ocurrió en la base de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, marca la segunda ocasión en poco más de un año en que la compañía pierde uno de sus cohetes, que son mucho más baratos para operar que los de United Launch Alliance, su principal rival por el prestigioso negocio del gobierno de Estados Unidos.
La explosión se produce después de un accidente con un estallido el 28 de junio del año pasado de un vuelo de carga con destino a la Estación Espacial Internacional. Elon Musk, fundador de SpaceX y Tesla, la compañía de automóviles eléctricos, dijo después del incidente que SpaceX se volvió “complaciente” respecto a la seguridad y se comprometió a aprender del incidente.
El cohete que participó en el incidente del jueves no estaba previsto para tener un lanzamiento inmediato, pero pasó por una prueba de lanzamiento, de acuerdo con SpaceX. Varios usuarios de redes sociales informaron de una fuerte explosión poco después de las 9 de la mañana hora local y publicaron fotografías del humo que salía de la devastada plataforma de lanzamiento.
SpaceX dijo que durante los preparativos para la prueba se presentó una “anomalía” en la plataforma de lanzamiento que tuvo como resultado la pérdida del vehículo y del satélite israelí Amos-6 que se tenía que lanzar para un cliente comercial.
“Por un procedimiento estándar, la plataforma estaba despejada y no hubo lesionados”, agregó la compañía.
SpaceX tuvo que detener los lanzamientos durante seis meses después de la falla en el ejercicio anterior, pero tuvo un regreso triunfal en un vuelo del 22 de diciembre, cuando no solo tuvo un lanzamiento exitoso de un satélite, sino que regresó por primera vez un cohete acelerador a la tierra. Un retraso similar después del último incidente puede poner en duda los planes de SpaceX para realizar el lanzamiento inaugural de su Falcon Heavy, un cohete de tres aceleradores que le permitirá a la compañía el lanzamiento de satélites mucho más pesados, a finales de este año.
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