La creatividad y visión que tuvo Leonardo da Vinci en el siglo XV es algo que difícilmente se igualará. La realidad es que el tiempo no detiene su curso y en pleno siglo XXI no ha nacido una persona con habilidades de sobra en tantas disciplinas. Sin embargo, hay alguien que sin duda se acerca, su nombre es Elon Musk, un personaje que sin duda pasará a la historia por haber revolucionado los pagos móviles y el uso de coches autónomos, pero también por haber impulsado los viajes comerciales al espacio, y si todo sale como lo planea, por haber iniciado la colonización de Marte.
Leonardo da Vinci fue un genio que nació en Italia y vivió sus últimos años en Francia. En su mente se formaron decenas de inventos que actualmente se utilizan pero que en su época era imposible realizar. En cambio, Elon Musk vio la luz por primera vez en Sudáfrica y pronto se mudó a Estados Unidos, nación donde su ingenio despegó de prisa, sus ideas se concretaron y pronto se hizo de una cuantiosa fortuna que se eleva a 13 mil millones de dólares.
Su inmenso patrimonio se lo debe a un puñado de compañías disruptivas como PayPal, Tesla Inc, SpaceX, Hyperloop, OpenAI y SolarCity.
Su innovación en varios sectores y su millones de dólares lo han convertido en uno de los hombres más influyentes del mundo. Lo que a su vez lo ha posicionado entre los asesores económicos del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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Su cercanía al magnate no ha pasado desapercibida por sus seguidores, y más allá de ayudarlo parece que resulta ser un lastre, debido a que existen registros de que en las últimas semanas varios compradores han cancelado su pedido del que será el nuevo auto de Tesla, el Model 3.
Sueño americano
“América es el país de los exploradores”, se decía Elon Musk a él mismo una y otra vez cuando vivía en Sudáfrica. Tenía claro que su destino se encontraba a miles de kilómetros y en cuanto tuvo la menor oportunidad se alejó de la tierra de las vuvuzelas y comenzó su aventura americana inmerso en el frío de Canadá.
Ese país tampoco satisfizo el hambre del joven Elon por lo que emigró a Estados Unidos, ahí ingresó a la universidad de Pensilvania —curiosamente fundada por otro genio, Benjamin Franklin—, donde estudió física y administración de empresas.
Durante su época de estudiante, el ahora millonario no paraba de preguntarse qué era aquello que revolucionaría la historia de la humanidad.
A finales de la década de los 90 —cuando el uso del inter-net aún era incipiente—, Musk decidió invertir sus únicos 2 mil dólares en la creación de una empresa a la que llamó Zip2, cuya especialidad era ofrecer contenido vía online. Pocos creyeron en esa idea, entre ellos la firma Altavista, quien cuatro años más tarde la compró en 300 millones de dólares.
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De la noche a la mañana, el joven sudafricano era multimillonario, pero en lugar de retirarse y vivir tranquilamente decidió reinvertir. Su interés se enfocó en el sector financiero y su objetivo era facilitar las engorrosas transacciones fi nancieras en las copras por internet.
El resultado fue PayPal, la red de cobros online más grande del mundo, la cual fue comprada por eBay en 2002 por un monto de mil 500 millones de dólares.
Como si se tratara de una película, de la noche a la mañana y con solo 31 años de vida, Elon Musk pasó de tener 2 mil dólares a mil 500 millones.
Ya con una inmensa fortuna, el techo de Musk está más allá del espacio. Lo primero fueron los autos eléctricos y autónomos, para lo que se sirvió de Tesla. Posteriormente llegó SpaceX, firma de transporte aeroespacial con la que coloca satélites para intentar dotar de internet a todo el planeta y Hyperloop, empresa con que busca llevar la súper velocidad al transporte.
No hay duda de que Elon Musk es un genio, el cual parece que no deja de pensar en cómo innovar. Entre sus planes más descabellados está hacer posible los viajes comerciales al espacio, pero su más grande sueño es llegar a colonizar Marte.