Aunque con defectos y generando inequidad en las comunidades rurales, la globalización ha sido un motor de la prosperidad en el mundo, y no debe ser detenida por corrientes que buscan señalar los errores que se han cometido en los pasados 20 o 30 años, advirtió el Nobel de Economía 2007, Eric Maskin.
El economista, durante su participación en una serie de conferencias organizadas por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), explicó que el crecimiento de la internacionalización o globalización ha derivado en una creciente inequidad, sobre todo en los países en vías de desarrollo o con economías en crecimiento.
Sin embargo, esto no se debe al fracaso de la globalización, sino en la falta de atención hacia los trabajadores de menores habilidades valiosas, como es el caso de los trabajadores agrícolas.
“Detener la globalización sería un gran error, aunque fuera posible, porque ha sido una fuerza poderosa para incrementar la prosperidad; el problema es que solo ha incrementando la prosperidad para las personas que tenían habilidad para ofrecer.
“Así que lo que se debe hacer es asegurarse de que la globalización funcione para todos, y particularmente para los trabajadores de todo el mundo”, argumentó.
Destacó casos exitosos de globalización: se quitaron las barreras del comercio en la Unión Europea, en Asia y en Norteamérica con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y aunque se ha logrado mantener crecimiento en algunos de estos países, otros se encuentran todavía en desventaja o con grandes problemas de pobreza y desigualdad, como es el caso de China, India y México, entre otros.
La inequidad, sin embargo, es algo que debe preocupar en estos países y no en aquellos que se han visto altamente beneficiados por la internacionalización, advirtió Maskin.
Pese a que exista actualmente una gran corriente contra la globalización, es importante señalar que ésta se da principalmente en los países más beneficiados como Estados Unidos o Reino Unido.
“La inequidad es un tema muy popular: Brexit, la elección de Donald Trump, Le Pen en Francia, pero mi preocupación hoy no es la inequidad en los países ricos, aunque es importante, sino en las economías emergentes”, detalló.
El tema a tratar por la FIDA, en su plan 2030 es la erradicación de la pobreza alimentaria, e indicó que se buscan diversas maneras de invertir en las comunidades rurales, donde realmente puede ocasionar un impacto mediante créditos, préstamos y facilidades para personas que normalmente no podrían acceder a financiamiento económico.
Maskin detalló que el tema del combate a la inequidad va más allá de los compromisos morales, que pudieran ser los primeros que saltan a la vista cuando se habla de combatir la pobreza alimentaria y el crecimiento de las comunidades rurales.
“Donde existe inequidad hay inestabilidad económica y política, se afecta el tejido social”, puntualizó Maskin.