Negocios

Ver­da­des molestas de la tran­si­ción en materia eco­ló­gica

Opinión. Los insu­mos chi­nos bara­tos a menudo se fabri­can con tra­bajo forzado y la energía que sale de China no estan “limpia”

Cuando los encargados de formular las polí­ti­cas occi­den­ta­les hablan sobre las razo­nes del desa­co­pla­miento de la cadena de sumi­nis­tro de China en áreas como los semi­con­duc­to­res y la tec­no­lo­gía para ener­gía lim­pia, a menudo citan dos ver­da­des incómodas.

En pri­mer lugar, los insu­mos chi­nos bara­tos, como el poli­si­li­cio nece­sa­rio para los pane­les sola­res y los mine­ra­les crí­ti­cos para las bate­rías, a menudo se fabri­can o extraen mediante tra­bajo forzado en Sinkiang. En segundo lugar, gran parte de lo que se anun­cia como tec­no­lo­gía para ener­gía “lim­pia” que sale de China se fabrica en plantas que uti­li­zan elec­tri­ci­dad generada con car­bón. Si se cuenta el ver­da­dero costo de car­bono y mano de obra de esa pro­duc­ción, ya no parece tan “lim­pio”.

La Ley de Reduc­ción de la infla­ción de Esta­dos Uni­dos (IRA, por su sigla en inglés) está des­ti­nada a comen­zar a cal­cu­lar el costo real de la mano de obra y las emi­sio­nes, con zanaho­rias y palos dise­ña­dos para eli­mi­nar el tra­bajo forzado y la ener­gía sucia de las cade­nas de sumi­nis­tro. En teo­ría, eso tam­bién excluye a China de la tran­si­ción de ener­gía lim­pia en Esta­dos Uni­dos, al menos hasta que cam­bie su posi­ción sobre el car­bón y el trabajo forzado en Sikiang.

A medida que los sub­si­dios de la IRA comien­zan a imple­men­tarse, está claro que es difí­cil, si no impo­si­ble, en este momento, des­vin­cu­larse en su totalidad de China en áreas como la ener­gía solar. De hecho, con­ver­sa­cio­nes recien­tes que he tenido con los responsables de la formulación de polí­ti­cas y líde­res empre­sa­ria­les me han con­ven­cido de que esta­mos a punto de tener algu­nas reuniones glo­ba­les muy difí­ci­les sobre las com­pen­sa­cio­nes que debe­rán rea­li­zarse si que­re­mos una tran­si­ción ener­gé­tica realmente verde que cree empleos decen­tes en Estados Unidos y en el extran­jero.

Con­si­dere, por ejem­plo, el año pasado con nue­vos anun­cios de fábri­cas de bate­rías sola­res y eco­ló­gi­cas en EU. Las nue­vas reglas sig­ni­fi­can que los módu­los sola­res que se con­si­de­ra fueron fabri­ca­dos con tra­bajo for­zado en esas sucias fábri­cas chi­nas pue­den ser con­fis­ca­dos en la fron­tera con EU. A pri­mera vista, esto parece una gran vic­to­ria para la admi­nis­tra­ción Biden. Y de alguna manera lo es: Esta­dos Uni­dos está comen­zando a apro­bar polí­ti­cas para fomen­tar un cre­ci­miento sos­te­ni­ble e inclu­sivo.

Pero cuando pro­fun­di­zas, te das cuenta de que las espe­ci­fi­ca­cio­nes de la IRA para cosas como módu­los o cel­das de bate­rías sola­res no tie­nen en cuenta el hecho de que casi todo el poli­si­li­cio en bruto, que se comer­cia­liza como un pro­ducto básico en el mer­cado glo­bal y, por tanto, no se iden­ti­fica por ori­gen, se fabrica en China, gran parte en Sikiang. Eso sig­ni­fica que casi no hay pane­les sola­res en EU o en cual­quier otro lugar que sea “lim­pio”, sin men­cio­nar que está hecho con prác­ti­cas labo­ra­les jus­tas, dado el domi­nio de China en el mer­cado.

“Tie­nes que hacerte la pre­gunta, ¿qué tec­no­lo­gías de ener­gía lim­pia pode­mos hacer a escala para lograr la tran­si­ción de ener­gía verde en occi­dente que actual­mente no depen­den de China?”, se pregunta David Scays­brook, socio gerente de Quin­brook Infras­truc­ture Part­ners, una firma aus­tra­liana que cons­truye e invierte en ener­gía reno­va­ble, inclui­dos pro­yec­tos rela­cio­na­dos con la IRA. ¿Su res­puesta? “No mucho”

Scays­brook, al igual que muchos eje­cu­ti­vos del sec­tor, ha pro­fun­di­zado en las minu­cias de las cade­nas de sumi­nis­tro. Lo hace con la expec­ta­tiva de que las con­ti­nuas ten­sio­nes comer­cia­les entre Estados Unidos y China harán que sea cada vez más arries­gado para su empresa uti­li­zar insu­mos de ori­gen chino, desde poli­si­li­cio hasta la pro­pie­dad inte­lec­tual o mano de obra china, a medida que los polí­ti­cos esta­du­ni­den­ses de ambos lados del pasi­llo pre­sio­nan por un mayor desa­co­pla­miento. En la última señal de esta pre­sión, los prin­ci­pa­les repu­bli­ca­nos y demó­cra­tas en el comité de China de la Cámara de Repre­sen­tan­tes de Esta­dos Uni­dos acu­sa­ron a Blac­kRock de bene­fi­ciarse de inver­sio­nes que apoyan al ejér­cito chino. (La compañía administradora de activos señaló que cum­ple con todas las leyes apli­ca­bles).

Como parte de un esfuerzo del gobierno aus­tra­liano, Quin­brook ha estu­diado lo que se nece­si­ta­rá, por ejem­plo, para extraer y pro­du­cir poli­si­li­cio verde en el estado de Queens­land, sin uti­li­zar nin­gún aporte o expe­rien­cia china. Es posi­ble, dado que la nación tiene abun­dan­tes mate­rias pri­mas como el cuarzo y puede uti­li­zar la pro­pie­dad inte­lec­tual y el talento de luga­res como Corea del Sur, Ale­ma­nia, Japón o Esta­dos Uni­dos, para cons­truir las fábri­cas y el equipo nece­sa­rios para tal esfuerzo.

El pro­blema es que será al menos dos veces más caro hacerlo. Ade­más, si una empresa en Aus­tra­lia o incluso en Estados Unidos (que tam­bién tiene las mate­rias pri­mas para pro­du­cir poli­si­li­cio) qui­siera hacerlo, le tomará cerca de seis años cons­truir una nueva ins­ta­la­ción. Esto sig­ni­fi­ca­ solo dos o tres años de sub­si­dios a la pro­duc­ción bajo la ley de reducción de la inflación, que expi­rará en 2032. Eso es mucho tiempo en el con­texto de la polí­tica esta­du­ni­dense, pero no mucho en el con­texto de lo que se nece­sita para una tran­si­ción ener­gé­tica ver­da­de­ra­mente lim­pia e inclu­siva.

Es claro que, a medida que se desa­rro­lla el desa­co­pla­miento, el caucho está saliendo a la carre­tera en las difí­ci­les pre­gun­tas de quién paga por la resi­lien­cia, la sos­te­ni­bi­li­dad, las prác­ti­cas labo­ra­les jus­tas y todas las cosas que los paí­ses occi­den­ta­les afir­man que les impor­tan. En rea­li­dad, solo hay dos for­mas de avan­zar en este punto. Una posi­bi­li­dad es que Estados Unidos, tal vez en com­pa­ñía de sus alia­dos, se una para crear una enti­dad estra­té­gica de adqui­si­cio­nes que res­palde el ver­da­dero costo de la tran­si­ción eco­ló­gica a largo plazo. Estos paí­ses uti­li­za­rán su poder adqui­si­tivo para esta­ble­cer un piso bajo el mer­cado para toda la cadena de sumi­nis­tro.

Por otro lado, China puede sen­tarse a la mesa y tener una con­ver­sa­ción real sobre el fin de la escla­vi­tud moderna y la ener­gía del car­bón. Occi­dente, por supuesto, tam­bién tendrá que reco­no­cer cual­quiera de sus malas prác­ti­cas en este sen­tido, como el uso de mano de obra para con­vic­tos en Esta­dos Uni­dos. Creo que las empre­sas chi­nas estarán dis­pues­tas a hacerlo. Dudo que el lide­razgo chino lo haga. Ver­da­des incó­mo­das, de hecho.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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