Hace 20 años, una mezcla peligrosa de deuda acumulada en moneda extranjera y el deterioro del tipo de cambio llevaron a los mercados emergentes a una crisis financiera.
Como resultado, los países se comprometieron a arrepentirse del “pecado original” de pedir prestadas grandes sumas en moneda extranjera. Los principales mercados emergentes pasaron de tener más de tres cuartas partes de su deuda en moneda extranjera a cerca de la mitad. Se aplaudió a los ministros de finanzas por proteger mejor sus economías de las oscilaciones de la confianza de los mercados mundiales.
Sin embargo, a medida que el mundo retrocede ante los activos de riesgo en medio de la desaceleración de China y el desplome de los precios del petróleo, los bonos de los mercados emergentes vuelven a caer en la refriega.
Sin poder resistirse al fortalecimiento de las monedas y a los rendimientos de doble dígito en un momento en que la rentabilidad de los mercados caía, la participación de la deuda de gobierno en el mercado local en las manos de extranjeros aumentó más del doble entre 2009 y 2015. Ahora se quieren salir.
Los fondos que invirtieron en deuda en mercados emergentes con denominación en moneda doméstica experimentaron cinco semanas consecutivas de salidas, de acuerdo con los fondos a los que le da seguimiento EPFR, lo que llevó a que las salidas netas durante los últimos 12 meses llegaran a 12 mil millones de dólares.
La medida significa que los mercados de deuda que se promovieron como medios para aislar a los países en desarrollo de las oscilaciones repentinas de la confianza del mercado internacional, en su lugar las amplificaron.
Para los gobiernos, la entrada de capital internacional inicialmente fue una bendición. Dinero extranjero en los mercados de bonos locales eleva el perfil del país, lo que sugiere que los inversores internacionales confían en la capacidad del gobierno para administrar su economía. Una mayor demanda también eleva los precios y reduce los costos de endeudamiento.
Los inversionistas extranjeros tienen más de una cuarta parte del total de los bonos de mercados emergentes en circulación que se emitieron en moneda local, en comparación con 9 por ciento de hace una década, de acuerdo con el Banco Mundial.
En México, Indonesia, Polonia y Perú, la propiedad que tienen extranjeros de la deuda en moneda local supera 35 por ciento.
Pero a medida que aumentó la proporción de los inversores internacionales en los mercados domésticos de bonos, el FMI empezó a señalar que los mercados emergentes deben considerar la deuda en moneda local que tienen con extranjeros de igual forma que deuda externa, dada la posibilidad de que los inversores extranjeros vendan sus tenencias.
La salida empezó el año pasado. Los mercados emergentes sufrieron de una salida neta de capital por primera vez desde la década de los 80, de acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales.
Las monedas en todos los mercados emergentes se desplomaron. El real brasileño llegó a su menor nivel frente al dólar en dos décadas, mientras que el rand sudafricano y el rublo ruso llegaron a un mínimo histórico a principios de este año.
“Es un desastre para los inversores en moneda local”, dijo Jim Barrineau, codirector de deuda de mercados emergentes en Schroders.
“La volatilidad de la moneda significa que los inversionistas no están dispuestos a soportar estos bonos y a medida que se desacelera el crecimiento en los países y aumenten los rendimientos de los bonos, el costo de pagar la deuda se vuelve cada vez más difícil para los países”.
Sergio Trigo Paz, codirector del fondo de deuda flexible de mercados emergentes de BlackRock, uno de los pocos en el sector con un rendimiento positivo el año pasado, dijo que el fondo recortó su exposición a la deuda en moneda local.
“El año pasado vimos que no había oportunidad de seguir adelante en el mercado de divisas de los mercados emergentes”, dijo. “Así que usamos el mercado de divisas para disminuir la volatilidad del fondo, como un instrumento de cobertura. Las primera semanas de este año nos dijeron algo de lo que ya estábamos preocupados, que entramos a un mundo sin expansión cuantitativa, y los mercados ahora se vuelven mucho más volátiles”.
A medida que cae el valor de las monedas y crece la preocupación sobre la solvencia, los inversores exigen más para tener bonos en moneda local. Por ejemplo, los rendimientos de los bonos en liras turcas a 10 años pasaron de 7.79 por ciento a 10.52 por ciento durante los últimos 12 meses. La referencia del costo de préstamos a 10 años de Brasil en reales pasó de 10.7 por ciento hace un año a 16.02 por ciento.
“Hay un aumento considerable en la propiedad extranjera de bonos en moneda local en los mercados emergentes y cuando liquidan sus participaciones, los gobiernos de los mercados emergentes se quedan frente a algunas opciones poco apetecibles”, dijo William Jackson, economista de mercados emergentes de Capital Economics. Intervenir o no.
Hay algunas excepciones. Los solicitantes de préstamos de mercados emergentes cercanos a Europa se beneficiaron con la flexibilización monetaria del Banco Central Europeo y con la caída de los rendimientos de la deuda emitida por países como la República Checa y Latvia.
El resto enfrenta una opción difícil entre elevar las tasas de interés o implementar controles de capital para mantener la moneda extranjera en el país o permitir que su moneda caiga y acepten el riesgo de tener una mayor inflación.
“No creo que estemos frente a un colapso inminente en los mercados emergentes”, dice Neil Shearing, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics. “Pero creo que aumenta la consciencia de que el daño que ocurre en este momento significa que cualquier recuperación será extremadamente frágil”.
12 mil mdd
Monto del capital que salió de esos mercados en 12 meses.
25%
Cifra de bonos que detentan los inversionistas extranjeros en estos mercados.
35%
Porcentaje que controlan los mismos inversionistas en Indonesia.
16%
Rendimiento de los bonos en Brasil; hace un año era de 10%