A Mark Wiseman no le gustó la analogía que sugerí, que era desgarrar el curita. La semana pasada, cuando hablamos el ejecutivo de BlackRock y yo sobre la reestructuración de los fondos de capital que se administran activamente, prefirió cambiar la frase: “Estamos remando frente a la ola, y estamos a punto de tomarla”, dijo.
Más tarde sus analogías todavía serían sobre el agua en otra entrevista. “Estamos en un mar muy difícil, pero BlackRock es un portaaviones”, le dijo al Wall Street Journal. “Todos los demás están en lanchas, y los están rescatando como locos”. Tienen la idea. Es momento de una revisión en la industria de gestión de activos, sobre todo para la tradicional gestión activa de capitales, y más específicamente para los que, al igual que BlackRock, no tienen un historial destacado.
BlackRock asume el dolor ahora con la esperanza de lograr ventaja ante la agitación. La compañía despide a cerca de 40 personas y cambia los mandatos de inversión de un par de docenas de fondos estadunidenses que se gestionan con la tradicional selección de activa acciones a lo que se llama “capital activo científico”, que sigue las reglas de inversión cuantitativa.
Esto suena más moderno. También más barato, lo que significa que BlackRock puede reducir cuotas y no hay nada más en moda que las tarifas bajas. En la última revisión de la división de de capitales activos de BlackRock, hace cinco años, no logró salir del desánimo. Más de 7 por ciento de sus activos a finales de año 2015 fluyeron en el transcurso del año pasado.
Le pedí a Morningstar, el proveedor de investigación, que extrajera los datos de los fondos de inversión que se reutilizan bajo el nombre BlackRock Advantage, la nueva marca cuantitativa. El más grande de ellos, el fondo BlackRock Large Cap Core, tuvo salidas en todos los meses menos en dos de los últimos 60. El fondo BlackRock Flexible Equity no tuvo un solo mes de ingresos de los 60. El despido de los gestores de fondos y el cambio de estrategia invita a los asesores y a los inversionistas a sacar su dinero, pero al tener en cuenta esas salidas históricas, BlackRock no tiene mucho que perder. De hecho, al reducir las tarifas desde 88 puntos base a 48 en el Large Cap Core Fund, tiene la oportunidad de mantener los fondos en plataformas de distribución que eliminan los productos de precios más altos de sus alineaciones.
A pesar del apasionado debate que surgió por las acciones de BlackRock de la semana pasada acerca de que los robots van a sustituir a los humanos, las reducciones de las cuotas podrían ser la noticia más importante.
Los gestores de activos han sido notablemente renuentes a reducir los precios de sus fondos administrados activamente, a pesar de que se aceleran las salidas. La guerra de precios en los fondos del índice han sido mucho más intensos: al indexar, no puede haber otra pretensión, solo de que los gestores ofrecen un producto básico. La marca Advantage, de BlackRock, es un intento por establecer una nueva categoría: un fondo de precio medio que ofrece una oportunidad de superar el mercado.