La primera ministra británica, TheresaMay, firmó este martes la carta que remitirá a Bruselas para solicitar la salida del Reino Unido de la Unión Europea, horas después de que el Parlamento escocés reclamara un nuevo referendo de independencia.
Downing Street publicó este martes por la noche la foto que inmortaliza el momento en que May firma la carta oficial que recibirá el miércoles el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
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Los servicios de la primera ministra también difundieron pasajes del discurso que pronunciará el miércoles ante el Parlamento británico.
"Cuando me siente a la mesa de negociaciones durante estos próximos meses, representaré a todas las personas de Reino Unido -los jóvenes y los ancianos, los ricos y los pobres, (...) y también los ciudadanos europeos que convirtieron este país en su casa", declarará cuando anuncie a los diputados la activación formal del artículo 50 del Tratado de Lisboa.
Poco antes de firmar el documento, May habló por teléfono con Tusk, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la canciller alemana, Angela Merkel.
"Coincidieron en que una UE fuerte beneficiaría a todos y en que Reino Unido seguiría siendo un aliado cercano y entregado", indicó Downing Street.
Democráticamente indefendible
Horas antes, el Parlamento escocés, dominado por los independentistas del SNP (Partido Nacional Escocés), reclamó a Londres la convocatoria a un nuevo referendo de independencia entre finales de 2018 y comienzos de 2019, con 69 votos a favor y 59 en contra.
La jefa del Ejecutivo regional escocés, Nicola Sturgeon, del SNP, tendrá que conseguir ahora el acuerdo de May y del Parlamento de Westminster para organizar una segunda consulta, tras la que perdieron los independentistas en 2014.
Pero, este martes, las dos dirigentes se mantuvieron firmes en sus posiciones. May repitió, por medio de uno de sus portavoces, que "no es el momento para un referendo de independencia" y que no "entrará en negociaciones sobre la propuesta del Gobierno escocés".
Sturgeon insistió, por su parte, que la votación del Parlamento escocés "tiene que ser respetada" por Londres. "Sería democráticamente indefendible, y totalmente insostenible, oponerse" al resultado, añadió.
A falta de una Constitución escrita que lo prohíba, a May no le queda prácticamente otra opción que tratar de retrasar el referendo lo máximo posible para que no coincida con los dos años de negociaciones con Bruselas sobre los términos del divorcio UE-Reino Unido.
Una unión 'imparable' bajo amenaza
May viajó a Escocia el lunes para reunirse con la jefa del gobierno regional escocés en un último intento de acercar posiciones, pero ninguna de las dos se movió de la suya.
La primera ministra británica, que también debe gestionar una crisis política en Irlanda del Norte, está determinada a hacer todo lo posible por salvaguardar la unidad de Reino Unido.
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El martes describió la unión de de Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales como "una fuerza imparable".
"Frente a las oportunidades que se presenten ante nosotros durante este memorable periplo, nuestros valores compartidos, nuestros intereses y nuestras ambiciones pueden y deben reunirnos", dirá el miércoles ante el Parlamento, según Downing Street.
Aunque Sturgeon consiga organizar un nuevo referendo, tendrá que convencer a los escoceses. Según un sondeo publicado la semana pasada, solo el 44 por ciento de ellos son partidarios de la independencia.
En el referendo de 2014, la permanencia en el Reino Unido se impuso por 55 a 45 por ciento, y el referendo se celebró con el compromiso de zanjar el tema durante al menos una generación.
Pero los independentistas escoceses aseguraron en su programa electoral que si se producía "un cambio material en las circunstancias", solicitarían un nuevo plebiscito.
Tal cambio llegó con el Brexit. Los escoceses se pronunciaron mayoritariamente a favor de permanecer en la UE, pero su voto se diluyó en el nacional. Sturgeon acusa a May de no haber tenido en cuenta a Escocia en los preparativos para las negociaciones con Bruselas, descartando, por ejemplo, permanecer en el mercado único europeo.
Entretanto, en Irlanda del Norte, el ascenso de los republicanos a la estela del Brexit está dificultando la formación de un gobierno de unidad con los protestantes unionistas, y el ministro para el Brexit, David Davis, admitió, en una carta a la que tuvo acceso el diario The Times, que los norirlandeses pueden solicitar un referendo para la reunificación con Irlanda, en virtud del acuerdo de paz del Viernes Santo.
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