En Nueva Delhi, India, grupos defensores de los derechos de los animales alzaron la voz contra la reanudación de los paseos en elefante en áreas de conservación y parques de Uttarakhand, India.
La protesta, marcada por pancartas, cadenas falsas y máscaras de elefante, buscó visibilizar el sufrimiento que padecen estos animales cuando son utilizados como atracción turística.
Los manifestantes señalaron que esta práctica no solo perpetúa el maltrato, sino que también normaliza la explotación de una especie considerada sagrada y emblemática en la cultura india.
Trampas turísticas disfrazadas de experiencias culturales
La polémica no se limita a India, en destinos como Bali, Indonesia, se promocionan paseos, baños y sesiones fotográficas con elefantes como experiencias únicas para los visitantes. Sin embargo, organizaciones como PETA — en su página oficial —, advierten que estas actividades esconden un trasfondo de abuso.
Ya que la mayor parte del tiempo, los animales son sometidos a entrenamientos violentos y privados de su libertad para complacer a los turistas.
Investigaciones recientes documentaron elefantes encadenados en espacios reducidos, con cicatrices visibles en sus cuerpos y heridas en sus patas.
Los entrenadores, según los reportes, utilizan bullhooks —instrumentos metálicos con punta afilada— para obligarlos a obedecer.
Un ex contratista de un parque en Bali confirmó que los manejadores recurren a golpes y privación de alimento como castigo, llegando incluso a provocar sangrado en los animales.
El costo invisible del turismo
Cuando no están cargando turistas o participando en espectáculos, los elefantes permanecen encadenados durante largas horas, lo que les genera lesiones crónicas y síntomas de estrés postraumático.
Los más jóvenes son separados de sus madres y sometidos a violentos procesos de “adiestramiento” que buscan quebrar su voluntad. Algunos no sobreviven a estas prácticas.
Los activistas recalcan que los elefantes no pasean personas por elección, ni juegan al fútbol, ni pintan voluntariamente. Cada acto que parece “entretenido” para los visitantes es resultado de un entrenamiento basado en el miedo y la violencia.
Turismo responsable
Las organizaciones instan a los viajeros a rechazar cualquier actividad que implique interacción directa con elefantes. Optar por alternativas éticas, como visitas a santuarios certificados donde los animales viven libres de explotación, es una forma de apoyar la conservación y evitar perpetuar el abuso.
La protesta en Nueva Delhi se suma a una creciente ola de movimientos internacionales que buscan transformar la industria turística hacia modelos más responsables y sostenibles. El mensaje es claro, "los elefantes merecen respeto, no cadenas ni espectáculos forzados".
Con información de AFP
CHZ